lunes, 8 de febrero de 2016

Fotosíntesis

Tienen con la luz del sol un pleito amistoso, un juego del escondite que no acabo de entender.
Algunas mañanas cierran los altos postigos de las ventanas del dormitorio, para fabricarse noches.
Y al principio no los veo, vestidos de penumbra.
Pero los oigo, vaya si los oigo.
Luego empiezan a ponerse al rojo vivo y son como un sol con demasiados rayos y demasiadas piernas.
Y algunos mediodías, lo que hacen es abrir de par en par los postigos, para que el sol entre a lamer el colchón y lamerlos a ellos, y se miran como si acabaran de conocerse, y se siguen conociendo todo el tiempo.
Pero ya sea que decidan hacer día o hacer noche, yo me tengo que marchar atardecido, y ellos se quedan ahí, fabricando girasoles con los cuerpos.
Y el mundo, por un rato, huele a clorofila.

Follamantes
Carlos Salem


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