viernes, 26 de febrero de 2016

Pasiones

¿Y por qué se acaba la pasión?
-preguntó ella.

Será porque las pilas del amor
no son recargables
y las pérdidas de aceite del corazón
siempre van a parar al estómago.

Será que con el paso del tiempo
nos hacemos expertos
en engañar a Cupido
cada catorce de febrero
mientras jugamos a desquerernos,
mientras vivimos a cuentagotas.

Tal vez habría que encontrar un bisturí
para diseccionar los miedos,
tender al sol la ropa de las ilusiones rotas
y la adolescencia que no tuvimos.

O quizás sea más sencillo
-respondió él- y es que NADA
dura para SIEMPRE.

Diego Ojeda


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