domingo, 21 de febrero de 2016

El espécimen hembra

Ella se estira como un animal elástico, como una perra feliz, como un viento sin arenas. Y luce una sonrisa que debería estar prohibida, porque hace pensar en el pecado y lo peor de todo, en que el pecado es algo bueno y saludable, como una jalea, como un guiño de un dios niño todavía pero con sexo y gemidos.
Algo esconde, estoy seguro.
Porque en ocasiones, después de los abrazos en vuelo, cuando reposan desnudos, ella ríe como una niña con regalos y se frota contra él con miradas lascivas.
Y él, como si también sospechara que ella ocultar algo valioso, comienza a buscarlo en recovecos corporales que prefiero no mencionar en es informe oficial.
Lo cierto es que , oculte ella algo o no, él parece hallarlo y lo celebran volando juntos muy alto hasta caer extenuados.
Y se abrazan y ella sonríe como una niña con regalos y etc, etc, etc.
Y vuelven a empezar.
Y cada vez vuelan más alto.

Carlos Salem


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