lunes, 4 de abril de 2016

No tengo por qué defenderme de lo que no soy ni justificarme por lo que soy.

No tengo por qué defenderme de lo que no soy ni justificarme por lo que soy.

Soy así, con mis defectos y también con mis virtudes. Lo que tú pienses, me da igual. No eres nadie para juzgarme. ¡A saber lo que hay detrás de tus ataques! A saber que esconden esas mentiras que viertes tan fácilmente sobre mí. Nadie te obligó a acercarte a mi persona. Lo que pasó, pasó. No te tengo que agradecer todo lo que has hecho por mí eternamente. Gracias. Y ya está, un placer habernos encontrado en esta vida, pero es mejor que cada uno siga su camino. Que si es necesario no volvamos a encontrarnos. No pasa nada, todo queda en el pasado, todo se acaba olvidando. Al menos para mí, es fácil pasar página. Me ha tocado hacerlo varias veces en la vida. Es una forma de supervivencia. Hay que salir a flote cuando alguien te abandona, cuando alguien te deja sin explicación. Y también cuando alguien lucha por ti y sabes, que no hay nada más que dar por ninguna parte.
Esto se llama vida, sociedad y muchas más cosas. Nadie nos conocemos al 100%, por eso, no voy a defenderme de lo que tú pienses sobre mí, porque seguramente no sea verdad. Y si lo fuera, ¿debería importarme? Y no voy a justificarme por lo que soy. Gracias al camino que escogí y continúo, soy así. Mi vida y mis circunstancias me hicieron así. Seguramente mejoraré, cambiaré, me reinventaré, pero no lo verás. Y tampoco voy a pedir perdón por esos errores que me hicieron ser lo que soy, los que me hicieron mejorar. No, mis errores son la base de lo que ahora llamo virtudes.

Patricia Izquierdo Díaz


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