domingo, 18 de febrero de 2018

LA LLAMADA DEL DESEO

A pesar de esta soledad
a la que me has condenado
se me hacen los poros agua.
Me conoces
siempre fui una chica fácil,
solícita con los anhelos de mi piel.
Muy poco capaz de decir no
ante la llamada de deseo,
siempre dejando la puerta abierta
a los instintos.
Me invento con las manos
nuevos recorridos
mientras el animal que habita en mi
permanece alerta,
olisqueando, hambriento.
No me acostumbro,
no quiero,
a estos yo, mi, me, conmigo,
a morder la almohada,
al eco de mis gemidos,
al autoabrazo...
Se me hacen los poros agua.
Inevitablemente.
Sin evitarlo.

María Guivernau



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