Nunca había hablado con ella. Nunca.
Tenemos una vida en común pero paralela, nunca habíamos compartido nada. Pero yo que sé, creo que la vida te lleva por caminos en los que te tienes que reencontrar con gente que te va a sumar, en ocasiones, también para enseñarte ciertas lecciones, te pone a gente que resta. Pero no es el caso.
Creo que todo se remonta a nuestros embarazos, también paralelos... Y nuestros partos similares. El después del que poco se habla. Y cada vez que hablamos, sale algo con lo que me siento identificada. Con ella, con sus conversaciones y su comprensión, me siento menos rara. Creo que ambas, y esto es solo una impresión, somos dos chicas con unas mochilas que pesan mucho, que han aprendido a llevarlas a días y a ratos. Y que encontrarnos... Puede que la vida nos haya dado la oportunidad de compartir esa carga con alguien más.
Uno de esos pesos, entre otros muchos que se quedarán para nosotras, es la maternidad y sus consecuencias si es que puedo decirlo así, todo lo que conlleva y que a veces, nuestras parejas (hombres) no son capaces de comprendernos ni empatizar con nosotras.
Personalmente, te agradezco este bonito e inesperado inicio de amistad, ya sea por los niños, por nosotras, por las circunstancias o por vete a saber... Gracias, porque si te rodeas con gente como tú, una se siente menos sola e incomprendida.
También creo que somos súper diferentes. Pero eso solo puede enriquecer, porque puedes ver la vida desde otros puntos de vista que ni siquiera te hubieras planteado. Y aprender, nunca está de más.
Ojalá, el camino sea tan largo como para llegar a conocernos. Nunca es tarde para sumar.
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