Vuelvo a escribir tras unas largas vacaciones, y es que cuando pasas demasiado tiempo entre cuatro paredes, las musas llegan y te inspiran, te llevan a pensar, a reflexiones, a recordar, a sentir...
Y es que a nadie engañas cuando estás a solas contigo misma, lo que sientes y lo que ocultas, eso lo sabes tú. A solas, no fingimos, nos desmoronamos, echamos de menos una compañía, un alguien a quien utilizar para fingir y demostrarle que nada pasa y nada importa, que estás bien... En realidad, ¿para quién actuamos? ¿Para el público o para nosotros? Pues no lo sé.
A veces, nos da miedo estar solos por estas cosas, porque todos los demonios del pasado regresan, porque los capítulos sin final continúan en un presente donde ya no hay lugar para ellos, incordiando a que nuestro futuro llegue. Porque hay personas que no nos dejan avanzar, porque siguen las mismas piedras del camino, porque todo es tan difícil, porque todo aunque bebas, te vayas de vacaciones, te drogues, finjas ser quien no eres... Todo, a solas, sigue estando ahí.
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