martes, 12 de noviembre de 2013

Memorias de una Geisha

La pena es una cosa extraña, nos deja totalmente desamparados. Es como si una ventana se abriera sola, la habitación se queda fría y lo único que puedes hacer es tiritar. Pero cada vez se abre un poco menos y un poco menos, hasta que un día nos preguntamos qué habrá pasado con ella.


El corazón perece de una muerte lenta. Se desprende de cada esperanza como si fueran hojas, hasta que no queda nada.

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