sábado, 1 de febrero de 2014

Noches como esa, se merecen su canción

Ayer fue una de las mejores noches de mi vida.
Cada concierto, cada salida nocturna siempre tiene un "algo" que recordar, pero ayer lo tuvo todo. Cada canción hacía temblar mi cuerpo, mis pies y manos se movían solas al ritmo de la música. El corazón comenzó a latir y con cada latido expulsaba un sentimiento... Fue una noche, donde cada canción llegaba a mi para abrazarme. Puede que esté demasiado sensible por estos días pasados, pero ha sido único.
Casualmente todas las canciones tocadas eran de mis preferidas.
Además, la gran sorpresa de la noche me impresionó haciéndome soltar los restos de las lagrimas derramadas durante esta semana... El violín y su violinista, una unión que solo muy pocos conoces, el uno no es nada sin el otro, y la pasión que hay entre ellos se siente desde lejos emocionando al público.
Sólo conciertos así cuando terminan, te dejan sus poemas, frases, melodías, ritmos, voces, sonidos dentro del alma.


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