miércoles, 19 de noviembre de 2014

El poder del ser humano

Das, das, siempre das, que la gente te pide, ahí estás, que necesitan algo, prestas tu ayuda. Cuando eres tú el que necesitas algo... ¡ah! Ahí ya no hay nadie. Parece que cuando pides algo, pides que te perdonen la vida. 
Son corazones cerrados, almas individualistas que nada ofrecen, personas vacías, personas sin obligaciones, inmaduras, poco hechas por la vida. Y luego presumen, cuentan, narran, que son luchadores, héroes de sus historias.
No me interesa gente así, es aburrida, sin estabilidad, veletas que cambian cuando el viento sopla en direcciones diferentes, personas sin base, incultas en sentimientos y valores, suspensos en ética.
La vida es injusta, la igualdad, el equilibrio y la estabilidad, no existe, es una quimera. Nadie podrá cambiar eso, y más en la dirección que evoluciona esta sociedad.
No hablo de dar de comer, al hambriento, dar ropa al que no tiene con que abrigarse. Hablo de la humanidad, del poder del ser humano. Un saludo por la mañana, una sonrisa al entrar en algún sitio, un favor hacia alguien que en ese momento te necesita, no esperes a que él te lo pida, rompe su orgullo, enséñale lo más importante de ti, enséñale tus valores como persona.

Patricia Izquierdo Díaz


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