martes, 18 de noviembre de 2014

Prohibido acostumbrarse a los días grises

Nos hemos acostumbrado demasiado a los días grises.
Deberíamos probar a atracar un banco, a sacarle la lengua a los desconocidos que nos miren mal por la calle, a robar una rosa de alguna de las floristerías de la rambla, a quitarle un caramelo a un niño, a entrar en esas casas abandonadas que nos tientan con su polvo y su ventanas tapiadas... Reaprender a fascinarnos, volver a creer en la magia, mantener la ilusión, no vivir en descafeínado. Deshacernos de la desidia. Saltarnos las reglas al menos una vez al día. Porque joder, ya lo sabes, no hay tiempo. No hay tiempo para nostalgias, ni para arrepentimientos, ni para pedir permiso, ni mucho menos para da una explicación convincente a la policía.


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