domingo, 7 de enero de 2018

MARIPOSAS

Me cogía la mano, se la ponía justo encima del obligo, bajo sus pechos,
y me decía: "¿sientes eso? Esto es por tu culpa?".
Después volvía a besarme, y yo me lo creía.
Por mi culpa -gracias a mí, entendía yo-.

Lo repetía, como un ritual, después de ponerse la ropa interior
-decía que la intimidaba mirándola-.

Nos medimos la piel, y nos pusimos a prueba un tiempo.
No supe nada más de ella hasta un mes después.
Un amigo la vio, con un tipo: ¿está embarazada?
Tenía su mano -la de él- encima de su ombligo.

Hoy en día llaman mariposa a cualquier cosa que te revuelva el estómago.

Pablo Benavente





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