lunes, 30 de noviembre de 2020

En los cuentos te rescata un príncipe. En la vida real una amiga.

 Hace mucho tiempo que no escribía, no porque ya no lo necesite sino porque ya no tengo tiempo. Pero llevo una semana dándole vueltas a este texto.

Primero quiero darte las gracias por meterme en una nueva aventura, de tu mano, como hemos hecho tantas y tantas veces desde que nos conocimos en la universidad. Gracias por acordarte de mí cuando más necesitaba volver a mi vida laboral, cuando más necesitaba volver a sentirme valorada en este ámbito.

Sé que te da mucha vergüenza que escriba cosas de ti, pero quería agradecerte mi fácil adaptación en el cole y que una de las ilusiones que tenía de trabajar con una de mis langostinas, la has hecho realidad. Que volver a verte cada día es lo mejor, y trabajar a tu lado, un placer.

Así que gracias, gracias por seguir sumando momentos, experiencias y días, cuando pensaba que verte se iba a convertir en una vez al año, ¡pues mira! La vida. Todas las cosas suceden por algo, y si la cosas va de estar juntas, mejor.

Te quiero, Pa, desde que pasabas apuntes con tu tablet, desde ese mítico viaja a Mallorca, a cada quedada en Primark comprando lo que sea... y por supuesto, te quiero también de compañera en clase.



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