Como siempre, nos faltan horas. Siempre una coca cola más, una patata más. Madre mía, miro hacia atrás y quién nos lo iba a decir. La mejor compañera de trabajo que nunca he tenido, mi confidente, mi amiga.
Hemos crecido mucho, hemos girado 180 grados, la vida nos ha llevado por caminos muy diferentes y separados. Pero en el amor no solo hay un hijo rojo, creo que en la amistad también. Y la vida es sabia y sabe quién debe permanecer a tu lado y quién no.
Ha sido la maternidad quien nos ha unido más, nuestras familias que hemos creado. Por eso no puedo olvidarme ni de mi marido ni de Carlos. Hasta nuestros pequeños hacen equipo.
Ese es el mayor regalo que podemos dejar, Roci, una descendencia que siga nuestra historia. Para que las horas sigan faltando y las coca colas no se acaben nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.