viernes, 12 de julio de 2024

Tu ansiedad, también es la mía

 Tengo varios post que sacar y escribir. Tengo muchos temas que quiero tocar. Anoche... Fue una noche infernal. Llena de pesadillas con Helena, de calor, de ansiedad. Escuchar lo que le inquietaba a Javi, escucharle sus preocupaciones... Me desveló alejando el sueño.

Escuchar se me da bien, mejor que aconsejar. En muchas cosas tenía tanta razón que su inquietud me la trasmitió. Su ansiedad despertó la mía. Y sí, somos unos grandes desgraciados y mi idea de que esto no vale la pena se mantiene cada día más viva. Es verdad que mi estado anímico mejora cuando me rodeo de amigos o salgo a la calle. Esos momentos no pienso nada más que en ese momento y mi mente grita algo tan anticuado y friki como: ¡Carpe diem!

Pero sí, son mis momentos de escape. Y qué persona sería si lo que le preocupa a mi pareja a mí me diera igual. Mis silencios muchas veces, Javi los toma así, como que paso de todo. Pero nunca me pareció una buena idea echar más leña al fuego o meter el dedo en heridas que no son mías. Mi apoyo es mi escucha, dado que muchas circunstancias están fuera de nuestras manos, que nos afectan pero... No podemos cambiar lo que nos ha tocado. Solo resignarnos, llorar, aprender y salir adelante.

Estoy segura que la vida no se hizo para sobrevivir... O sí, la cebra vive así, siempre huyendo del león, siempre alerta... Siempre sobreviviendo. Quizás tengamos grandes expectativas de la vida que no deberíamos tener. Quizás la vida solo va de pequeños momentos de felicidad en nuestra pequeña familia, y ya. Y pedimos todos los días peras al olmo. Quizás el ser humano es exigente y quiere más de lo que abarca.

Ni siquiera tengo una teoría. Pero la ansiedad destruye todo a su paso, incluso los sueños... Y desde luego, el amor.



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