Muchos de vosotros, nuevos seguidores, habéis visto que estoy casada. Y me estáis preguntando por ese día...
Los días más bonitos de mi vida, siempre están empañados por algo o alguien. Pero ese tema lo voy a dejar de lado, porque al final, pese a que no olvide... Sí que me quedo con lo bueno.
Ese día llegó después de mucho trabajo por nuestra parte. Llegó con todo cogido por alfileres. Es decir, salió muy bien, pero podía haber salido muy mal.
El día 11 de septiembre... Me levantaré de lo más tranquila, casi despertándome mis tíos para peinarme. Empezó ahí el revuelo de timbres, llamadas, vecinos, familiares, amigos, fotógrafos. Todo lleno de ropa, de gente, yo en ropa interior por toda la casa llena de personas colocándome cosas, enseñándome otras. Ahí me agobié... Y mucho.
Cuando llegó Sonia y Sergio, me sentí más relajada, les hice llamar a Javi para saber que todo estaba en orden. Vamos... Qué iba para el juzgado. Así que, me calmé hasta que bajé de mi casa, donde más y más vecinos se amontonaban allí para verme, en ventanas, aceras, apoyados en los coches. Me empezaron a temblar las piernas y solo miraba a Sonia... Mi madre ya se iba para el juzgado, mi hermano y Sergio viéndome que no me movía decidió ir a por el coche. Más y más fotos con todo el mundo... Pero el coche llegó en nada y monté con mi padre. Me sentí a salvo de todos.
Al llegar, me dijeron que una novia de antes se había retrasado y que íbamos media hora tarde. Vi a Javi, vi a amigas de mi madre esperándome en el parquing para hacernos más fotos. Y saltándome todas las tradiciones a la torera, fui en busca de Javi.
Nunca le había visto tan tenso detrás de las gafas de sol que por nada del mundo se las quitó. Me hacía gracia verle tan serio. Había que disfrutar del momento, no pasarlo tan mal.
Una vez que entramos, el paseíllo para lucirnos bien y los chistes del concejal sobre la igualdad en el matrimonio. Todo se relajó. Salimos y estaban todos mis amigos en primera plana y detrás, la familia. Supongo que fue casualidad... Pero era el retrato más explícito de lo que sentía.
El momento de la fotos quedará para los fotógrafos que eran amigos, Sonia, Sergio y Ana. Quedará siempre para nosotros porque dejamos de ser los novios y el foco de atención, y fuimos simplemente nosotros.
Estaba tranquila desde el primer momento porque era lo que quería, era a quien quería y para mí ya eso estaba más que bien. Mi parte estaba hecha tal cuál había planeado desde siempre, incluso cuando una boda no entraba en mis planes. Siempre diré que llega alguien... Qué te cambia las prioridades y las perspectivas de la vida. La que nunca se iba a casar y menos, vestida de blanco. Allí estaba con su traje de princesa, escribiendo su historia. Pues sí. La vida a veces sorprende.
Después llegamos a comer... Lo celebramos en una discoteca. Os pongo situación... Época COVID. Tenía que tener parte al aire libre, para las personas que aún se sentían inseguras en espacios cerrados, un número de personas máximo. Y lo que no queríamos es que la gente estuviera sentada en una silla... No, las bodas son para hablar, conocerse, bailar, beber... Pasarlo bien, incluso en época de COVID. Y... Personalmente tenía mucho que celebrar ese año: mi padre seguía conmigo, a pesar de ese COVID.
La boda fue solo para nosotros, y duró hasta las 3 de la mañana... Todo el día. Justo lo que Javi y yo queríamos. He de mencionar la implicación de Javi. Pocos novios deciden, buscan, están tan pendientes de todo, hasta del más mínimo detalle... Cosa que hizo que yo pudiera relajarme y vivir mi boda como uno de los mejores días de mi vida.
Dentro de poco, será nuestro tercer aniversario de casados (3+1). Así que dejaré cosas en el tintero para ese día.
Solo es un breve resumen de ese 11 de septiembre de 2021
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