viernes, 13 de noviembre de 2015

Decepciones que siguen doliendo

Sufrimos de decepciones de gente que queremos prácticamente a diario, ¿o sólo me pasa a mí? Y aún así, siguen doliendo igual. El egoísmo, la falta de empatía, de compañerismo, de absolutamente todo. Una gran falta que se mete debajo de la piel, que está permanentemente en la cabeza dando vueltas sin parar.
Demasiados problemas para una cabeza. Nadie, absolutamente nadie daría nada por ti. Todos buscan su objetivo desesperadamente y si te arrastran en sus intentos, ya te levantarás... o no. Eso es lo de menos. 
La palabra "gracias" desaparece. Todos quieren que les ayudes, pero nadie está cuando lo necesitas. Todos abandonan el barco antes de hundirse. Sin mirar atrás. Sin escuchar las respiraciones que van dejando a su paso.
¿Es así la sociedad? Pues que pena. Yo no. No puedo irme y dejar a alguien que me necesita. No puedo permanecer sentada en un asiento del metro si un abuelo está de pie. Estoy harta de ciertas cosas y me deprime pensar que no puedo con nada más, cuando hay tanto esperándome en un mes.

Patricia Izquierdo Díaz


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