Por favor, quiero que sepas que yo necesito que me sostengas. Aunque no te lo diga y aunque a veces te diga que no.
Puede que por el momento no sea capaz de pedirte ayuda porque estoy bastante aturdida, pero siempre preciso saber que estás ahí.
Debes saber que yo no espero que me hagas sentir bien ni que me hagas que desaparezca mi pena. En este momento nadie puede.
Lo que necesito es que me ayudes a calmarme, que aceptes mi dolor y que seas tan sabia como para soportar tu impotencia cuando no te dejo ayudarme.
Si no puedes llamarme porque no soportas tu dolor o no quieres aguantar el mío, dímelo. Yo lo voy a entender mejor que si pusieras excusas de todo tipo.
Espero que puedas entender mis enojos y mal humor.
No eres tú ni los demás los que me enojan. Es saber que he perdido para siempre a quien más quería.
No trates de evitar mis lágrimas. Verme llorar puede ser duro para ti, pero es un modo saludable de expresar un poco de mi pena. Te aseguro que llorar es bueno para mi, por eso cuando me encuentres llorando trata de sentarte a mi lado y dejarme llorar al lado tuyo, ese será un gran consuelo.
No trates de conformarme comparando mi pérdida con otras peores. Mi pena es mía y es intransferible. No me digas que es lo mejor que podía pasar porque sé que no es verdad.
No me digas que imaginas como me siento, nadie puede. En todo caso, por favor, pregúntame cómo me siento hoy y yo trataré de contarte. No me pidas que deje esto atrás, que olvide y que siga adelante con mi vida. Esta es mi vida.
Y entiende si no puedo compartir los momentos felices que estás viviendo. Me gustaría poder.
Si quieres de verdad hacer algo conmigo, intenta ofrecerme encuentros específicos: un almuerzo, una tarea hogareña, una hora libre. Yo estoy demasiado herida para poder pensar más allá de hoy o para decidir un programa atractivo.
Necesito hacer el duelo, ¿sabes? Necesito ser yo y necesito olvidar.
Quiero solo encontrar una manera de recordar en paz. Te pido que me abraces, que me toques el pelo y que digas que cuento contigo, que puedes cuidarme y que quieres acompañarme en este camino. El camino de las lágrimas, tan árido y fantasma.
Finalmente, amigo querido, te ruego que aceptes mi duelo sin interferir y que admitas mi sufrimientos sin resistencias.
Yo siempre recordaré el amor sanador que me ofreciste.
Jorge Bucay
El camino de las lágrimas