jueves, 28 de diciembre de 2017

Is your love in vain?

 1 de julio de 2012

En una noche de verano volvimos a ser campeones.

Barrimos la tristeza de este país con abrazos épicos,
abrazos que no entienden de horarios ni custodias,
míticos como el penalti de Ramos a lo Panenca,
poéticos como el 4-0 a Italia.

El fútbol no es más importante que la vida
pero son muchas derrotas diarias
y tu recuerdo es más amable
después de probar la gloria
durante 90 minutos.

Esa noche regresamos al país de la fortuna,
fuimos la banda sonora de Madrid
en el mejor garito de la ciudad,
fuera las calles rugían de euforia,
dentro, aclamábamos a Silvio, Aute y Serrat
en nuestra celebración propia, íntima,
como el primer encuentro de una pareja
donde es más importante acariciar que morder.

Cierto que no fue el edén,
pero pocas veces estuve tan cerca del paraíso 
sin haber planeado antes las circunstancias.
Cuatro músicos y un camarero,
cinco hombres especialistas en atraer a las mujeres
por nuestras heridas
fuimos reyes por una noche
que duró lo que dura un beso con quince años.

Todo acabó
-como terminan los principio de todos los finales-,
y se volvió amargo el sabor de la victoria
cuando Quique arañó mi gintonic
versionando un tema de Dylan
Is your Love in Vain?

Recogí mi corona del suelo,
cerramos el bar
y me fui con la luna debajo del abrazo.

Diego Ojeda


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