sábado, 30 de diciembre de 2017

SEYCHELLES

Terminaba el sueño y yo palpaba el ambiente, cargado, medía la distancia entre la mosquitera; un velo de sueños hecho, con tacto, en algún país al que seguro, querríamos ir 
-de tener la oportunidad-,
y tu cuerpo, alejándose de la cama,
supongo que al baño
-desperté antes de saber si volvías-.
Poniendo dos dedos frente a mis ojos,
como la mirilla de un rifle al que ya no le queda munición,
y contando, en milagros, cuántos de ellos
entraban en cada paso que, con dulzura, dabas
en aquella dirección que, seguro, era la incorrecta.
Cuántos cabían desde ese fino encaje negro hasta tu pierna
en cada amenaza de paso que ibas dando.
Desperté, al final, con el calor de una zona que no lo merece,
sin café preparado, y llegando una hora tarde al trabajo.
Solo,
por supuesto.
Desperté. Nunca supe si volvías
y, sinceramente, llevo tanta
mierda encima
que, hasta el mundo, hoy,
tras esta noche, 
me huele bien.

Pablo Benavente


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.