jueves, 23 de agosto de 2018

Versos pendientes

Lo nuestro 
fue tan difícil de vivir
como fácil de contar.

Yo venía con la ilusión 
envuelta en papel de regalo,
tú tenías en el cuerpo
todas las ganas de dar
lo que nadie te ofreció.

Fuimos dos auténticos kamikazes
dispuestos a lanzarnos
al mar de las aventuras,
y joder,
fue tan divertido...

Luego llegó 
el tedio, y la rutina,
las horas de la soledad
esperando verte volver,
descubriendo secretos 
que explotaban en la cara
de quien no quería ver
que aquel cuento terminaba.

Hicimos del sueño
de un hogar para dos
una cárcel de costumbres
que terminaban
con el peor de los finales:
dos caminos enfrentados,
una herida abierta,
y unas flores
que gritaban
-de nuevo-
un "lo siento, amor".

Fueron largos meses de viajes
que usábamos como puente
para unir
loq ue la rutina y las mentiras
destruían constantemente.

En ese momento
me di cuenta
de que debía decidir
entre seguir haciéndole el amor
al sueño que no fue,
o poner tantas tierras de por medio
como fuera necesaria
para tapar un amor
destinado a doler
hasta la eternidad.

Así me vi,
con la veintena
recién cumplida
y un fracaso tan grande
que no cabía en el pecho.

Arrastré tu recuerdo
durante demasiado tiempo,
dejándome caer
en el tremendo eror
de permitit entrar en la vida
a hombres que ofrecían
promesas de escayola
que se desgastaban por momentos.

Llené así mis días 
con retazos de caricias
que creían ser suficientes
para olvidar un fracaso 
que pesaba demasiado.

Vi entonces 
la cara de mi madre,
la desilusión de mi padre,
y una juventud
que perdía fuerza y luz 
a cada paso equivocado.

En ese momento
-por fin-,
abandoné esa parte de mí
que creía ser mitad
de otra que estaba por llegar.
Y esa misma noche
aprendí que dormir sola
era como respirar hondo
mirando al mar.

Mi casa dejó de ser una cárcel
a la que volver,
llené de arena
los rincones por cubrir,
cambié las flores ya marchitas,
quité las cortinas tupidas
y me hice con ellas
la vela de mi vida,
y volví a navegar.

Desde entonces,
vuelvo a ser yo,
duermo en una cama para dos
sin el miedo a despertar
y ver que no estás.

Va a ser cierto 
eso que dicen
de que el amor
es eterno mientras dura.

SARAY ALONSO


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