martes, 23 de agosto de 2022

Diferencias

 No hace ni doce horas que escribí mi último post, y ya va la primera. Tengo que cambiar ciertas cosas. Tengo que cambiar dar todo de mí por la gente. A la gente no le importa tu esfuerzo. Es algo abstracto que no se ve y ni siquiera se sienta a través de la telepatía.

Haces cosas, siempre recordando y partiendo desde el punto de origen de mi salud y como me encuentro, que ayudan a los demás, pensando en el futuro pero chocas con el presente. Siempre tengo planes, siempre voy diez años por delante, pero para llegar ahí, hay que pasar primero por aquí. ¿Qué significa? Que si quiero una ayuda en el futuro, he de mover los papeles ahora. Que si quiero algo cómodo y cerca, tengo que moverme. Que la pereza no es válida. Pero eso solo lo sabe quien está solo.

Ayer por la noche, hablando con Javi de un tema que para mí es incómodo. Es mi único tema incómodo podría decirse... Me di cuenta, que llevo sola más tiempo del que pensaba. Que por mucho que te ayuden, siempre habrá caminos exclusivamente para ti, piedras con las que tropezaras siempre y tendrás que levantarte solo. Nunca se me ha permitido darme un respiro porque me doliera la cabeza, la tripa o estuviera cansada. Es más, las cosas que hay que hacer son las que muchas veces me han mantenido activa cuando solo tenía ganas de quedarme bajo las sábanas escondida de un mundo que dolía.

No comparto, ni entiendo a nadie que un placer corto en el tiempo, algo que luego olvidaremos le impida cumplir una obligación. Y si lo que te da pereza son los procesos... y te los dan hechos. Lo entiendo aún menos.

Son concepciones de dos personalidades muy diferentes con vidas muy opuestas. Sé que poca gente llegará a entenderme a mí, ni siquiera aquellos que presumen de ser empáticos. Hay historias que solo las comprendes si las vives.



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