Hoy me salen en Facebook los recuerdos más bonitos que podía ver. Y me han llevado a esos días de luna de miel. En otro momento, no me hubiera tocado tan sensiblemente... Pero, lo reconozco, estoy muy blandita.
La luna de miel es más bonita aún que la boda. Muchos pensaréis que no. Pero en la boda no dejas de tener muchas preocupaciones y miedo de que todo salga bien, que todos estén a gusto. Y en la luna de miel, eres tú y él, y él y tú. Sí algo falla, se considera anécdotas para la historia de la pareja, con la que años atrás, te ríes. Son recuerdos bonitos que rememorar.
En las fotos, veo más que a una pareja, a un equipo que se movía a la vez, fluía con mirarse. Sin preocupaciones, un equipo con objetivos fáciles, y volcados el uno en el otro. El inicio de una historia de amor, vaya. Y también me parece algo muy muy muy lejano.
Recordar el inicio, me da nostalgia. Ese tiempo era mejor en el sentido que no teníamos tantos frentes abiertos y todo iba más sencillo. Pero creo que también, el habernos hecho tan fuertes en el principio es lo que ahora hace que sigamos unidos.
Discutimos más. Estamos agotados (trabajo, niños, economía, etc, etc) pero estamos. Y eso es difícil. Estar. Hemos cambiado, los dos, pero sigue estando el equipo que se creó hace tres años. Y sigue mereciendo la pena.
La convivencia es otro tema. Desgasta también. Pero como vi en un vídeo de Instagram, las peleas, discusiones, incluso el estar uno harto del otro, no son obstáculos para seguir juntos. Tenemos algo más que amor, tenemos un futuro, unos objetivos, unas metas, un plan para el resto de nuestras vidas que salva aquello que el amor, muchos días no llega. Donde hay días y días que detalles, que el cariño, se queda escaso. Donde la comprensión y empatía desaparecen. Hay algo que no tiene nombre, donde, a pensar de todo y todos, sigues apostando por esa persona. Por esa familia que has creado, por esos recuerdos que aparecen en Facebook.
Siento la estabilidad que da estar en el salón viendo la tele, aunque cada uno vea lo que quiera. Es... Estar en casa. Lo que te hace bien. Aunque por la noche me asalten muchas dudas y preguntas. Pero yo soy así... Nunca estoy demasiado segura con nada ni con nadie. Lo de relájate y déjate llevar... No he sabido hacerlo nunca.
Cada uno con sus cosas, cada uno con sus mundos, cada uno con sus caminos y su individualismo. Cada uno con sus mochilas y traumas. Pero juntos.