viernes, 1 de junio de 2018

Olvidarte. Olvidarme.

Te recuerdo como una figura alejándose en mi retrovisor
hasta que la ciudad volvía de nuevo a adelantarme.

Te recuerdo arrojándome al olvido
y rogándome un después,
como quien intenta rescatar de las brasas
lo que ayer echó a la hoguera.

Te recuerdo a destiempo,
vibrante y maldita
como las cosas que tienen que pasar y no suceden.

Me recuerdo suplente, en el banquillo,
en la banda calentando
esperando para saltar hasta tu vida.

Me recuerdo trenes sin ti, ciego contigo.

Con la autoestima rota en el sofá,
agarrando con las uñas dislocadas de una paraguas,
como una caja de cartón deshecha al viento.

Te recuerdo dolorosa,
en las llamas que nos faltan,
en el abrazo inacabado que nunca llega a darse.

El mensaje de amor que nunca llega
es el que más veces se lee.

Te recuerdo esquiva,
distante, letal
y yo esperando a que pasaras
como se espera que pasen
esas guerras que no terminan nunca.

Te recuerdo así.
Me recuerdo de este modo.
¿Cómo no voy a querer olvidarte?
¿Cómo no voy a querer olvidarme?

Marwan


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