domingo, 29 de mayo de 2022

¡Bebé a bordo!

 ¡Ya es oficial! Y me ha costado mi trabajo, pero no me importa... ¡Bebé a bordo!



Tenía muchas ganas de escribir sobre ello. Primero, quiero aclarar que mi neumonía no se cura porque la medicación se basa en Paracetamol, agua y reposo, no hay más.

Pero es que me ha tocado la lotería con esta barriga. No tengo ningún síntoma de embarazada, no tengo náuseas, ni cosas que me den asco, ni nada de nada. No puedo estar mejor (quitando la tos de la neumonía).

No sé qué será aún. No sé si es niña o niño. Soy la única que quiere una colita, pero ha dejado de importarme cuando mi salud dependía de un hilo... Y la suya también.


 

Es un niño feliz, muy movido. En todas las ecografías está saludando, moviendo las manos, los pies, las piernas... Nunca le pillas durmiendo. Y es que por suerte o desgracia, llevo unas cuantas ecografías para asegurarnos de que él estaba bien (y sí, hablo en masculino, porque quiero una colita). Lo único que sabemos de él, aparte de que no para quieto, es que es enorme. Y los médicos tienden a pensar que puede ser un chico, pero, ¿quién sabe?



Todo fue culpa de Maya. Apareció en nuestras vidas llenándolas de amor, de atención, de juegos, de novedades... Y nos relajamos tanto... Que ha dado su fruto.

Un fruto esperado y deseado. Pero que afronto con un miedo aterrador. A que esté bien, a que no le pase nada... Miedo a que en alguna ecografía no se escuche su latido. Miedo a que mis ataques de tos, le afecten. Miedo a que mi falta de oxígeno o mi tensión por las nubes le pase factura. Miedos... Que no sé afrontar. La respuesta a ellos es sólo una tripa que crece por momentos. Demasiado para mi gusto. He atado a todos mis sentimientos respecto a él. Porque le espero con ganas... Pero como digo, con miedo. Pánico es lo que me da cuando miro ropa, el carro, la cuna... ¿Y si lo compro y pasa algo? 

Según mis síntomas, que son ninguno, no me puedo fiar que todo esté bien ahí dentro.


Y me siento sola ante esta novedad. Javi y su familia ya han pasado por todo esto. Para mi todo es muy nuevo, muy especial, es el primero y el primero en todo. Y en mi casa también. Y se vive distinto. No estoy culpando a nadie, ¡ojo! Que luego todo se malinterpreta. Pero el tendrá que dividirse, mientras que el bebé será todo para mí y yo toda para él. Será una relación diferente... Haciendo referencia al dicho de... "El primero no tiene compañero". Y qué verdad es, para todos... Para mí... Y para él. Lo viviremos de diferente manera... Pero es algo nuestro. Y es bonito, tan bonito que aún me resulta increíble cuando veo una foto de la ecografía. No me lo creo... Tiempo al tiempo.

domingo, 22 de mayo de 2022

Sola

 Sola... Así me siento. Hoy hace quince días que vivo entre hospitales y reposo. Quince días con fiebre, haciéndome test de antígenos constantemente y sin dar positivo en nada. "Inicio de neumonía creemos...". Todo es creemos porque no determinan nada. Infección de orina, de pulmones, de garganta y de oídos. Y en los últimos análisis ya aparece en sangre. Todos los medicamentos no me están haciendo efecto, ya que son Paracetamol y agua.

En el estado en el que me encuentro, ni radiografías, ni antibióticos son válidos. Son demasiados días con poco oxígeno en sangre, cansada, tosiendo todo el día, con dolor de cuerpo y con sentimiento de no valer para nada y ser una carga.

Quizás por eso me siento sola, porque otra vez, actúo como los perros cuando no se encuentran bien, se aíslan. Hoy es sábado y como si fuera lunes o martes. Es una mierda de fin de semana... Otro más. Me agoto al hablar, al respirar, al escribir, al ver una serie en la tele. Lo único que tira de mí es mi Maya, creo que nunca estaré tan sumamente mal como para que ella no sea mi prioridad absoluta. Es mi vida. Pero podría estar disfrutando de momentos, de los nuevos comienzos, de tantísimas cosas... Pero mi cuerpo no da más de sí y para colmo, la tensión está por las nubes y ahora es lo único que les importa a los médicos.

Estoy empezando a estar cansada de estar mal. De ver en el termómetro 38 grados o más cada vez que dejo de lado el Paracetamol. Estoy cansada, sola y agotada de estar en el sillón, en la cama o en el hospital. Cansada de no poder ni respirar.



sábado, 21 de mayo de 2022

Es tu boca

 Es tu boca, esa filial de la delicadeza, ese acorde irrenunciable, tu boca que borra las letras de mi nombre.

Es tu boca, no soy yo, ella es la culpable, yo no soy autor de este desorden.

Es tu boca que divide el desconsuelo. Es tu boca que aproxima mis mitades.

Es tu boca irresponsable, tu boca caliente que anuncia mi alegría llegando a tiempo hasta mi boca, tu boca gemela de mi boca, tu boca, esa patria del temblor.

Es tu boca que no me deja ileso. Es tu boca que me frena cuando quiero hacerme daño. Tu boca tan sinónimo de alivio.

No es mi culpa.

Es tu boca roja, los cinco centímetros que mide la locura, tu boca dibujada por Picasso, el principio del verano, la raya exacta de mi felicidad.



El amor y lo que no es

 Estoy atrapado en tu cuerpo, en la eterna ansia que provocas, en los ruidos de ese objeto que se llama cama y se apellida contigo.

Porque pienso en nosotros, derribando a la tristeza en un colchón, y comprendo entonces que cada movimiento de una pareja haciendo el amor es un movimiento de la soledad hacia su casa, un pequeño milagro que nos aleja del tú y del yo, esas palabras que caminan separadas.

Pero no es ese el único movimiento que sucede contigo, no es solo eso lo que nos une. También son los fantasmas, nuestros anteriores fracasos, las mochilas llenas de recelo, ese error nuestro de formar parte de ese grupo de personas que prefieren evitar el dolor antes que arriesgarse a la alegría.

Eso también nos une.

Y mucho más.

Nos unen tus temores más violentos, el daño practicado contra el otro y el modo en que viste a tus padres hacer de sus vidas un combate a fuego abierto donde solo perdían los niños.

Eso también nos une, porque no quieres perderme, pero del amor conoces poco más que sus portazos y, en esos recuerdos de la guerra familiar, recreas su pasado, no sé si como un modo de perdonarlos —demostrando que hay errores que se repiten— o por pura inercia destructiva.

Y en ello rompes todo, el corazón que se aproxima, todos los futuros que aparecen por ahí con un poco de sol en la ventana.

Y por eso sigo, porque veo esto en ti, la rotura, la grieta por la que se cuela la desesperanza, el agua sucia con que te bañaron de pequeña.

Y tu bondad tras tus trincheras también la veo, ahí, acurrucada, como un niño asustado en un armario.

Por eso sigo, por eso me he empeñado en que la moneda siga cayendo por el lado del abrazo, para que seas consciente de que ya no es el pasado el que te habla desde cerca.

He seguido para mostrarte que aquello ya fue, que, al fin, ya hay lugar para soltarse.

Porque el amor es eso: un columpio en el que otro hace todo lo posible por sujetarte.



Argumentos para incrédulos

Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.

CORTÁZAR 

Porque su primera mirada buscaba ver lo que a nadie más le importaba, porque abrió las puertas de una parte de mí que guardaba bajo llave, que tiré al mar y que, con el pulmón en el puño, rescató.

Porque su lado de la cama no se peleó con el mío ni siquiera en la primera noche, porque le gusta cada pliegue de mi cuerpo, y protesta si se entera de que anoche no cené.

Por su risa, esa que calma todos los problemas, que rompe la rutina, que resuena entre la lluvia de agosto, que ensordece los agobios cuando no sales las cuentas.

Porque sus lunares me guían en la noche, porque cuando vi la luz, por primera vez, él desnudaba otros cuerpos mientras yo ya le buscaba.

Porque mata las prisas, quema los miedos, ata las dudas, y consigue que veinte años sean solo un cúmulo de historias que me cuenta, desnudos, mientras afuera llueve.

Porque quiere ser un chico malo, y no sale, y levanta el puño y yo me río, y cambia el mundo desde mi cama.

Porque sí, porque es la lluvia que me moja, el verde de mi infancia, el mar de todo deseo... Le quiero, porque le quiero.



miércoles, 18 de mayo de 2022

Yo nunca quise ser Penélope

 Me habría dejado llevar por cualquier cuerpo que me ofreciera una noche de olvido y mil de decepciones.

Deseaba caer en la tentación de robar corazones rotos en Gran Vía. Necesitaba creer en el corte de mi falda, demostrarle que el tiempo de espera había llegado a su final. Yo ya no quería seguir siendo Penélope anclada en la orilla de su mar.

Ojalá hubiera podido mirar otros ojos que no fueran los suyos, sellar unos labios sin pensar en la suavidad de sus besos, explicarle a mi almohada que debía dejar paso a nuevos olores.

Esa noche volví a esperarle, no llegó, y mi cama para dos supo de nuevo a decepción.

El corazón jamás entendió de golpes.



No lo dudes

 No lo dudes ni un instante. Encontrarás en tu vida a mujeres de medidas perfectas, mujeres cuyos ojos absorberán toda la luz.

Te encontrarás con mujeres con movimientos ilimitados al son de una salsa en cualquier bar , mujeres cuyas caderas encajen -posiblemente- a la perfección con la tuya.

Mujeres con las que morir de placer cada noche y despertar exhausto cada mañana.

Encontrarás mujeres de dulce carácter, de sonrisas imparables, de felicidad extrema incluso en los domingos de tedio y rutina.

No lo dudes ni un instante: las mujeres perfectas existen, pero ellas jamás te verán dormir como hice yo.



Lo que realmente somos

 Me encantaría decir que tú y yo somos de esas parejas que comen helados a pares los domingo de película para dos.

Son, sin embargo, esos putos domingos que pesan como el hambre en el mundo, en los que despierto de la siesta, y sigues sin estar.

Quisiera poder decirle al mundo, amor, que tú y yo somos de largos paseos en las noches de verano con chaqueta. Pero lo cierto es que me pelo de frío mientras mis pasos me preguntan sobre el calor de las malditas sábanas que te cubren.

Me gustaría que fuésemos de esos que ríen por tonterías, y si lo pienso, en el fondo, es lo único que somos.

Que verte es sentir un destello de adrenalina en el cuerpo, son las ganas de taparle la boca a mi vecina la cotilla y confirmarle al mundo que eres la historia de amor eterno más efímera jamás escrita.

En fin, amor, que hablar de nosotros es hablar de sexo a escondidas, de risas para dos en medio de la multitud, de miradas de complicidad en los bares del pueblo con la gente del pueblo, con los chismes del pueblo, y donde nunca, nunca, nunca somos dos.



sábado, 14 de mayo de 2022

Oliendo culos

 Realmente creo que lo que callamos termina saliendo, de un modo u otro. Cuando estás incómoda con algo, sueles apartarte, aunque no digas nada. Pero te apartas. Cuando algo no te gusta, se te pone cara de oler culos, aunque sigas sin decir nada. Todo, absolutamente todo que te molesta y te guardas, sale. Y a mí se me hace bola aunque juro y perjuro no abrir la boca en ciertos temas. ¡Pero me es imposible!

¿Qué hago? Me alejo, me cambio de habitación, me dedico a mi blog, a sacar todo eso que no se puede decir, pero que querrías decirlo. A pensar... cómo expresar aquello políticamente incorrecto que nos fusilarían por decirlo, pero oye, es que es verdad. También, creo que la libertad de expresión (como todas las libertades) termina donde empieza la del otro. Si nadie me pregunta qué opino sobre algo, pues me callo que estoy más guapa y más salada, eso sí, que no me hagan comulgar con ruedas de molino, que no. Eso ya sería otro tema.

Estoy también analizando qué me toca por derecho y qué no. A mí, personalmente, claro. ¿Tener a alguien que llama todos los santos días, más de media hora para escuchar gilipolleces, una tras otra, sin límite y sin castigo ninguno...? Aunque la llamada no sea para mí, sucede en mi casa, en mi intimidad, en la hora de estar en bragas, en la hora de querer cantar a voz en grito o en la hora de sacarme un moco. No sé si me estáis entendiendo lo que quiero decir. Me incumbe... sí pero no, ¿debería saltar? Aún estoy en el número 58 de 100, contando para no hacerlo, porque luego se me acusa de que voy en contra de una personita.

Yo me casé con mi marido, y sus circunstancias, no con su pasado. ¡Ale, ya lo he dicho! ¡No soporto el Gran Hermano al que estamos sometidos desde Navidad! Es mi casa, es mi intimidad, y es la semana de mi marido. Pero claro, yo aquí, como las putas, en silencio, "no digas nada", "no te enfades", "estás en modo avión". Da gracias que lo estoy, porque en una de estas se me va a olvidar hasta contar hasta cien, y lo que voy a soltar quizás arruine mi presente y mi futuro, pero lo bien que me voy a quedar, no va a tener precio. 

Quien avisa, no es traidor. Pero para que veáis mi buen corazón, mis ganas de intentarlo. Mi afán por ser mejor. Estoy buscando soluciones a esto como: salir con la perra mientras ocurren este tipo de llamadas-acoso, la semana de "no-libertad" irme a otro lado y desaparecer unos días, fingir que no ocurre nada, pero por supuesto mis acompañantes tendrán que aguantar mi cara de olor culos porque todo en la vida no se puede tener, o... aceptar mi forma de ser y esperar que algún día tanta gilipollez explote y mirar, este sería mi futuro. Es lo que hay. Pero más de mí no puedo dar. Es más, no quiero. Porque la recompensa, la que me viven dado, tampoco es tan genial. Vaya, que no me compensa, entonces... Ahí dejo mi reflexión. Como veréis tengo un buen rato para sacar conclusiones. Total, un día más en cama, congestionada hasta los oídos y con unas migrañas de aupa... Y así ya va una semana, comprenderéis que no estoy para que me toquen las palmas, y más gente de fuera.



jueves, 12 de mayo de 2022

La magia de Javi

 Todo el mundo sabe de la relación con mis padres. Es...  Difícil. Nunca os baséis en las fotos de las redes sociales para juzgar la vida de la gente, dan resultados bastante erróneos.

Pero desde que apareció Javi en mi vida, todo dio un giro de 180°. "La magia de Javi" lo llamos yo. Entró en mi familia de cuatro, haciendo que fuéramos cinco para todo, y depende de la semana seis. Se cuenta con él para absolutamente todo, lo bueno, lo malo, lo regular... ¡Hasta el grupo familiar de WhatsApp, pasó a ser de cinco!

Se estrenó en la familia Izquierdo. Y poco más que decir. Javi lo es todo para todos y no por novedad, por cómo es, por ser sencillo, simpático, amable, detallista... Porque sin quererlo, sin pretenderlo, los míos le hicieron el hueco en la familia, escrito (literal) en árbol genealógico. Le han colocado en sus fotos, en sus recuerdos, en sus día a día... Javi ha sido la magia que ha llegado no solo a la mía sino a la de todos. 

En la familia extremeña, cuenta con él para las cañas, los domingos, las tapas, las raciones, cuentan con el pequeño ratón... Me parece increíble que le paren ya por las calles del pueblo para preguntarle cuándo has venido o cuándo te vas o qué tal el niño.

Sentir que el amor no es tan ciego como dicen sino que tuve buen ojo y opté por el camino correcto, me hace sentirme orgullosa de él. De lo que estamos haciendo. Últimamente, estamos recibiendo muchísimo cariño de mis amigos que ahora son suyos, de mi familia que ahora es la suya... Y como siempre he escrito lo malo, o casi siempre, ahora mismo, solo puedo dar gracias por la gente que me rodea. Por tener el mejor marido del mundo que me lo demuestra cada día. Y por todo lo que se va encaminando con el tiempo, con paciencia y con amor, con mucho amor.




miércoles, 11 de mayo de 2022

Derecho y obligación a ser felices

 Con tantas horas que paso en cama esta semana, me ha dado tiempo para pensar y es lo peor que existe. Dudas que no se quedan en mí, afortunadamente. Y desafortunadamente para el otro puesto que se lo pregunto. Hoy le he dicho a Javi que si en algún momento ha cambiado de opinión sobre lo nuestro, o algún tipo de dudas, o pensar incluso "qué decepción, no esperaba esto". A veces pasa. Nunca terminamos de conocer a las personas y puedes levantarte un día y decir "¿dónde me he metido?". 

Hay procesos que en la vida ocurren varias veces. Y está mal, pero tendemos a comparar. Conocer mucho del pasado del otro está bien, pero a veces, sin querer, extrapolas, comparas  y sacas conclusiones casi siempre erróneas. Pero que en días que solo toca recuperarte de la maldita fiebre pues te dan por culito un rato.

Javi dice que tengo preguntas raras, inesperadas y creo que en su más profundo interior piensa (y esto es cosa mía) que son mal intencionadas, pero nada más lejos de la realidad. No tengo intenciones. Haré daño o no, pero no soy de las que se paran a pensar en las consecuencias de mis actos, y no me estoy justificando, narro lo que hay. En la vida de Javi, soy la segunda, en todo. Segunda relación estable, segunda posible madre de sus hijos, segunda con quien comparte una casa, segunda, segunda, segunda... Hay muy pocas primeras veces. Pocas ocasiones en las que seamos primerizos ambos. Y las cosas van así, nos guste o no, la primera vez todo emociona, te crea miedo, expectativas, ilusión, no sé... Lo que trae lo nuevo, vaya. 

De segundas... Es otro tema. Ya conoces de qué va todo, ya has pasado por ahí de una manera u otra. Tiendes, lo que he dicho antes, a comparar lo bueno y lo malo. Dejas que ese momento que debería ser único de inunde de experiencia. Y para mí, a veces es difícil, puesto que mi relación ya empieza con un escalón más, una experiencia, una previa, una comparación... Y lo noto. Lo que para mí es todo precaución, cuidado, delicadeza e incluso mágico y bonito, pues no siento que sea igual para el resto. Eso me desilusiona un poco. Solo un poco. Porque, gracias a Dios, cada día soy un poco más egoísta. Está feo decirlo, pero más feo es serlo y no reconocerlo. Al final, quien cuenta es uno mismo. Lo que vive, lo que siente, lo que escribe cada día en su propia historia, y todos los demás, por muy importantes que sean, están de paso, están ahí para acompañarnos. Pero nadie vive por ti, nadie siente como tú, nadie se preocupa por exactamente tus preocupaciones. Y no es una crítica, está bien, así debe ser.

Hace poco lo hablé con mi tía Maribel. Somos infinitamente diferentes. Ella vive por y para la psicología y yo soy todo lo opuesto, me parece un negocio que no ayuda a nadie. Ella tuvo el mismo proceso que yo. Todo lo que hacía, quería el reconocimiento de sus padres, el de su marido, el de su jefe o compañeros. Tras mucho trabajo personal, ahora trabaja para ella. Sus logros son suyos, sus esfuerzos, sus errores y fracasos, todo, es para ella. Y a los demás, simplemente les informa, si es que surge el caso. No pide opiniones, es más, no las quiere. No necesita a nadie, no se compara con nadie y lo que digan los demás, está demás. Me dijo que había sido un trabajo largo y duro. Pero lo que a cada uno nos hace ilusión o nos da pena, solo nos lo hace a nosotros. No podemos esperar que ese mismo sentimiento se extienda a alguien de fuera, incluyendo a familiares o parejas. La vida de cada uno debe ser celebrado por uno mismo.

Y tiene más razón que un santo. Desde que la escuché, supe que tenía razón, me pareció lógico. Y dejé de pensar en nadie. Busco nuevos trabajos y no son de lo mío, y no me importa nada de lo que opine nadie. Mis decisiones, acertadas o no, son solo mías. Y nadie, absolutamente nadie, tiene el valor ético de cuestionar o juzgar, ni apremiar si me pones el ejemplo. La otra persona debería estar, con eso es suficiente. Pero hasta ahí.

Ayer sí que tuve un pequeño... cuestionamiento interno, y lo escribo porque así lo siento, pero es verdad, que por suerte me duran poco. En ello veo como crezco como persona, como voy madurando y como voy solucionando lo que se pueden llamar inseguridades, supongo. O miedo a la comparativa y salir perdiendo, pero es que si me pregunto a mí misma. Siempre voy a salir ganando porque, además, cuento con mi forma de ser, no doy un paso sin pensarlo bien, no hago nada al azar, es verdad que no pienso en las consecuencias porque sino estaría dando mil vueltas a todo, pero pienso en el equilibrio de lo que quiero hacer y lo que debo y de ahí... ejecuto. Sin buscar, como dice mi tía la aprobación de nadie, esos son límites que nosotros solos nos ponemos, cuando somos libres para vivir la vida que nos de la gana. Porque tenemos el derecho y la obligación de ser felices por y para nosotros.



martes, 10 de mayo de 2022

Maya

 ¡Yo! La que no entendía porque la gente lloraba por un perro. ¡Un perro! ¡Un animal! La persona menos animalista del planeta, que no desea el mal a ningún animal pero que también le es bastante indiferente. Pues Maya me ha cambiado. Maya me ha dado un amor que nunca había entendido, una compañía que jamás podría comparar con ninguna otra. Se ha convertido en mi todo. No es que forme parte de mi vida, es como una extensión de mí. Donde voy, ella me sigue. Una mirada para saber que ahí estamos, juntas. Es algo bonito, nuestro, íntimo. Además tiene mi carácter. No te puedes fiar mucho de su carita de peluche, cuando menos te lo esperas te lanza un bocado como no le guste lo que la estás haciendo.



Es un amor de perra que adora a los otros perritos. No puedo decir lo mismo de los humanos (concretamente niños y hombres). Ella es muy suya, con mucha personalidad. Con lo chica que es, lo que aprende cada día, siete meses de puro amor, de sentimientos que tenía por conocer, de enamorarme de esos ojos negros que tiene, de esa cara de peluche que tiene. 


Y, en el día a día, son cosas que pasan desapercibidas, pero desde antes de ayer que mi fiebre no baja de 39º, no se ha separado ni un centímetro de mí. Busca mi refugio en la cama. Se viene a mi habitación y no me deja ni a sol ni a sombra. Lo huele, lo siente. Nota que algo no va como siempre. Anoche se asustó, lloraba, dejó de comer. Para mí es algo totalmente desconocido. Y tengo que reconocer que con ella al lado me siento mejor, más tranquila, necesito escucharla cada noche como duerme. La necesito siempre cerca. Es perrústica, y el la más bella del lugar.



Sígueme cuidando hoy y siempre.

Tardamos mucho

 Algunos tardamos mucho en darnos cuenta de que, al final, cualquier reloj da la hora, y que un coche normalito nos lleva a todos los lados. Y que cada noche deberíamos dar las gracias antes de acostarnos; en vez de desvelarnos pensando en todo aquello que no tenemos. Y que cuando te acuestas en la cama cansado de trabajar con honradez y de portarte bien con la gente, se duerme de maravilla. No somos las cosas que nos compramos, ni los títulos que nos dan, ni el puesto de trabajo que alcanzamos; desde luego la felicidad no está en nada de lo anterior; porque el día que lo perdamos pensaremos que no somos nada, que no valemos nada. Los amigos de verdad no se compran, ni los abrazos sinceros, ni los besos bonitos. Cada uno es lo que lleva por dentro. Hay que invertir un poquito de nuestro tiempo en quedarse solo, con uno mismo, y encontrarse. Encontrarse para reflexionar, para analizar y para valorar. Hay que arriesgarse y ser valiente para ser feliz. Y hay que sembrar para recoger pero dando gracias siempre a cada paso que damos.



lunes, 2 de mayo de 2022

Mi marido

 Mirar, por mucho que me moleste que esté todo el día viendo el móvil o la tele, el baloncesto, todos los deportes que conlleve tener una pelota, que diga que está cansado 365 al año durante las 24 horas que dura el día, por mucho que me moleste que friegue y siempre quede algo mal fregado... Lo elegiría siempre.

Es más que guapo, vamos, eso me parece a mí. Os prometo que cuando estoy comiendo con él, no paro de pensar en "jo, qué cara tiene, qué sonrisa, ¡y está conmigo", sí, se me cae la baba mientras leo y le miro de reojo, mientras escribo pensando en él, mientras cocino (sí, cocino, lo odio, pero sorprendentemente lo hago bien), mientras saco a la perra y le envío fotos y vídeos... Es él, pasan los días, los meses y sigo siendo él. Tenía una especie de miedo porque... todo lo que sube baja, y tan rápido a veces, estamos arriba que el tortazo al caer es impresionante. Aún no he caído. 

Le exijo mucho como pareja, lo sé. Exijo que este cuento jamás acabe, y a veces me olvido de disfrutar lo que ya tenemos, lo que estamos construyendo. Que le exija no quiere decir que le absorba, no, sino que quiero que todas las noches sean de cuento, los desayunos, las meriendas, las visitas sorpresa al trabajo, los paseos con la Maya o los detalles. Tengo miedo a que la rutina nos coja de improvisto, que la vida y sus circunstancias cuelguen el cartel de "Cancelado" a nuestra historia. Sí, vivo rodeada de miedos. Miedo por quererle tanto, por hacerme vulnerable sin querer. Miedo a ser la segunda en su vida y todo acabe como el rosario de la aurora... de nuevo. Son mis inseguridades que a veces las expongo de maneras poco aceptables como las exigencias.

Pero es que es el mejor hombre que he conocido. Es más, desde el primer día que le vi hasta hoy, no os podéis imaginar de su evolución. El chico que perdía los papeles por un carácter muy similar al mío, ya cuenta con un saco entero de paciencia, bloquea a quien le da problemas y aparta a quien no le suma. Toma decisiones pensando en las consecuencias por mucho que le duelan y piensa que el perdón y el rencor está sobrevalorado, al igual que decir la verdad. Decir la verdad (o ir de frente, como se llama ahora), si nadie te lo pide puede ser hiriente, hacer un daño gratuito. Además, decir lo que piensas no te da ningún título ni ninguna veracidad, por mucho que digas lo que piensas puedes decir gilipolleces varias por una boca que podría parecer un culo echando mierda.

Ha aprendido a coger el toro por los cuernos, a quererse, a mimarse, a pensar en él. Que su vida es solo suya y la comparte con quien él elije, cuando quiere y como quiere. A que los límites y las normas las impone él, y sólo él es el protagonista de sus errores y de sus aciertos convirtiéndose en el protagonista de su vida. Que los complementos los puedes llevar de la mano, pero no te pueden dificultar el camino. Ha aprendido a crecer solo... Y para mí, él es admirable. Saca fuerzas de donde no hay y sigue, continúa. Se ha convertido en práctico sin rozar el frío. Mantiene su esencia, pero ahora sabe que puede con todo, y que la vida es dura pero que él lo es más. Que es capaz de sentarse y reírse de todo, porque hay días buenos y días no tan buenos, pero que de todo salimos. Sabe escoger a la gente para acompañarle en sus aventuras, sabe rodearse de los mejores porque ya no se siente solo, ni un problema, ni tiene miedo... 

Además de guapo, lo tiene todo... Él es mi marido.



Mi lugar en el mundo

 Y no tardé de volver a mi lugar en el mundo. Cuando más lo necesito, justamente. Allí los problemas se hacen más pequeños, más insignificantes. Las personas me parecen lejanas y los comederos de cabeza se esfuman. Es un lugar mágico, es mi lugar. Y poder compartirlo con mi marido y mi perra, es lo mejor del mundo. Ver en ellos, la misma cara de felicidad que la mía, no tiene un precio calculable.

Esta semana, empecé un nuevo trabajo. En Torrejón de Ardoz. Tengo que decir que mis compañeras, así de primeras y líneas generales, son un primor. Y, por fin, soy indefinida, que eso a día de hoy cuenta un pimiento, pero me hace ilusión. La cantidad de horas que trabajo son infinitas, pero... a estas alturas de curso, encontrar un trabajo de lo mío, es que te toque la lotería. Así que aquí estaré, de nuevo, dándolo todo hasta que el jefe o yo quiera. Es lo que hay... ¡Ah! Y el madrugón, vaya tela. A las 7.30 allí recogiendo bebés... Pero, ¡me encanta! Eso hace que el viaje de cada día merezca la pena. Ahora entiendo por qué la gente llama a Valdemoro, "Valdemordor", hasta aquí Frodo Bolsón no hubiera llegado, ya os lo digo yo.

¡Qué ganas de volver a mi tierra pepinera! ¡Qué ganas te tengo Leganés! Al fin y al cabo, todos los días estoy allí, pero siempre dependiendo de un coche o de unos horarios. ¡Qué ganas, no os lo imagináis! La semana pasada, me pasé todas las tardes de visitas de pisos. ¡Ay, Jesús! Lo que hay por ahí. Pero, encontraré mi casa, tengo buscando a todos los pepineros de pedigree ayudando a buscar un piso para la hija de las cangrejeras. ¡Y qué agradecida estoy de pertenecer a ellas!