lunes, 2 de mayo de 2022

Mi marido

 Mirar, por mucho que me moleste que esté todo el día viendo el móvil o la tele, el baloncesto, todos los deportes que conlleve tener una pelota, que diga que está cansado 365 al año durante las 24 horas que dura el día, por mucho que me moleste que friegue y siempre quede algo mal fregado... Lo elegiría siempre.

Es más que guapo, vamos, eso me parece a mí. Os prometo que cuando estoy comiendo con él, no paro de pensar en "jo, qué cara tiene, qué sonrisa, ¡y está conmigo", sí, se me cae la baba mientras leo y le miro de reojo, mientras escribo pensando en él, mientras cocino (sí, cocino, lo odio, pero sorprendentemente lo hago bien), mientras saco a la perra y le envío fotos y vídeos... Es él, pasan los días, los meses y sigo siendo él. Tenía una especie de miedo porque... todo lo que sube baja, y tan rápido a veces, estamos arriba que el tortazo al caer es impresionante. Aún no he caído. 

Le exijo mucho como pareja, lo sé. Exijo que este cuento jamás acabe, y a veces me olvido de disfrutar lo que ya tenemos, lo que estamos construyendo. Que le exija no quiere decir que le absorba, no, sino que quiero que todas las noches sean de cuento, los desayunos, las meriendas, las visitas sorpresa al trabajo, los paseos con la Maya o los detalles. Tengo miedo a que la rutina nos coja de improvisto, que la vida y sus circunstancias cuelguen el cartel de "Cancelado" a nuestra historia. Sí, vivo rodeada de miedos. Miedo por quererle tanto, por hacerme vulnerable sin querer. Miedo a ser la segunda en su vida y todo acabe como el rosario de la aurora... de nuevo. Son mis inseguridades que a veces las expongo de maneras poco aceptables como las exigencias.

Pero es que es el mejor hombre que he conocido. Es más, desde el primer día que le vi hasta hoy, no os podéis imaginar de su evolución. El chico que perdía los papeles por un carácter muy similar al mío, ya cuenta con un saco entero de paciencia, bloquea a quien le da problemas y aparta a quien no le suma. Toma decisiones pensando en las consecuencias por mucho que le duelan y piensa que el perdón y el rencor está sobrevalorado, al igual que decir la verdad. Decir la verdad (o ir de frente, como se llama ahora), si nadie te lo pide puede ser hiriente, hacer un daño gratuito. Además, decir lo que piensas no te da ningún título ni ninguna veracidad, por mucho que digas lo que piensas puedes decir gilipolleces varias por una boca que podría parecer un culo echando mierda.

Ha aprendido a coger el toro por los cuernos, a quererse, a mimarse, a pensar en él. Que su vida es solo suya y la comparte con quien él elije, cuando quiere y como quiere. A que los límites y las normas las impone él, y sólo él es el protagonista de sus errores y de sus aciertos convirtiéndose en el protagonista de su vida. Que los complementos los puedes llevar de la mano, pero no te pueden dificultar el camino. Ha aprendido a crecer solo... Y para mí, él es admirable. Saca fuerzas de donde no hay y sigue, continúa. Se ha convertido en práctico sin rozar el frío. Mantiene su esencia, pero ahora sabe que puede con todo, y que la vida es dura pero que él lo es más. Que es capaz de sentarse y reírse de todo, porque hay días buenos y días no tan buenos, pero que de todo salimos. Sabe escoger a la gente para acompañarle en sus aventuras, sabe rodearse de los mejores porque ya no se siente solo, ni un problema, ni tiene miedo... 

Además de guapo, lo tiene todo... Él es mi marido.



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