jueves, 12 de agosto de 2021

Dolores de cabeza

 ¡Qué migraña más horrorosa! Por primera vez en el verano, deseo subirme a casa y no estar más en la piscina. Y mirar que hago las mismas horas que el socorrista todos los días...

Pero hoy estoy agobiada, a veces, los problemas te comen, tienes más frentes abiertos que la guerra de Afganistán, y aunque parezco que lo cuento todo... Las grandes batallas que libro, las batallo yo sola... Los problemas me hacen ser hermética. Acurrucarme en la cama esperando que la tormenta y jaqueca pasen de largo. Que pasarán, puesto que nada es eterno.

Hay ciertos temas delicados para mí. Hay temas que me invaden el cerebro por la noche y no me dejan dormir y mucho menos descansar y si a eso le sumamos la ola de calor interminable... Es fácil entender cómo me puedo llegar a sentir.

Estoy más lejos que nunca de mis amigas. Estoy pasando un agosto diferente. Echo de menos el frío de mi pueblo, mi casa, los atardeceres, vivir en la calle todo el día, salvaje e indomable. Echo de menos tantas cosas que si lo sumo a las preocupaciones, el resultado es mi gran migraña.

Al menos sé, y estoy segura, de que las decisiones que he tomado últimamente son las acertadas. El resultado quizás me ha sorprendido, pero no me arrepiento de nada hasta ahora. Solo... Que hay días que una no ve la luz. Y por mi forma de ser, mi manía de apartarme de todo el mundo... Hace que me sienta sola. Más sola que la una.

Es cierto eso que dicen, de que te puedes sentir sola estando rodeada de gente y qué verdad es. Mirar el reloj y que no avance. Que los días sean todos iguales y que te sientes a ver por dónde sale la vida.

No soy así. No soy de sentarme, es más, si veo algo que quiero, voy y lucho por tenerlo. Pero estoy cansada de luchar por cosas que no llegan nunca. Agotada de hablar, de expresarme, de decir o escribir y que nada cambie.

Sí, si te guardas las cosas, se enquistan, pero si las sueltas, tampoco vale para mucho. Discutir con la vida, luchar contra ella, cansa, desmaya y muchas veces no somos dueños de nuestro destino. Muchas veces, dependemos de otros y eso es lo que peor llevo. Estar a las órdenes de muchos incompetentes, de burocracias, de personas que te oyen pero no te escuchan... De tantas y tantas cosas... Que dan dolor de cabeza.



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