domingo, 6 de febrero de 2022

6 de febrero de 2004

 Viernes, 6 de febrero de 2004.

Salíamos del colegio a la una de la tarde y le vimos esperándonos como hacía siempre en su portal. Temblaba. Tengo muchas lagunas y otros recuerdos que mi cerebro intentó borrar. Sé que mi madre lo acompañó al médico y que nos dejaron a mí y a mi hermano comiendo macarrones con una vecina, pues, a las tres debíamos volver al cole. Y eso ya era raro, mi madre jamás nos ha dejado nunca en casa de nadie, ni en casa de mi abuela. Nadie.

Salimos del colegio y nos recogió otra vecina hasta que mi tía Ana saliera del colegio y nos llevara con ella a celebrar el cumpleaños de mi primo Alejandro a un parque de bolas. Veía a mi hermano, tan pequeño, sin percatarse de nada. De nuevo, mamá no estaba. 

Después del cumpleaños de mi primo, al que mis padres no fueron (raro), nos quedamos a dormir en casa de mi tía. La primera vez que los dos hermanos dormimos fuera de casa.

A la mañana siguiente, yo sin pegar ojo, decidí irme con mi tío a ver como jugaba mi primo en el parque de Los Frailes. Los nervios ya me estaban invadiendo, necesitaba saber qué pasaba porque algo estaba pasando. Lo sabía. Y normalmente, cuando pasa algo... No suele ser bueno.

De lejos vi aparecer a mi padre, vestido de traje, demasiado arreglado. ¿Qué hacía allí así vestido? Recuerdo las palpitaciones de mi corazón. Tenía vida propia, y ese nudo en la garganta que no sabes cómo quitarte, porque desde bien pequeña, siempre hubo una voz en mi interior susurrándome "no llores". Y no lo hizo.

Mi padre me dio la peor noticia de mi vida. Ya no volvería a verle...

El resto podéis imaginarlo, porque yo aún no puedo contarlo. Sigo con el nudo en la garganta y con la voz en mi cabeza susurrando lo mismo: "no llores".

Sólo os puedo decir, que no puedo ver a mi padre vestido con traje. De hecho, el día de mi boda, compró el traje más claro que había y que le gustaba, claro está. Pero es verle con traje oscuro y viajar a ese momento... No os imagináis lo que supone para mí ese dichoso parque.

Es vivir una pesadilla, como cada seis de febrero.



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