sábado, 19 de febrero de 2022

Mamá

 "Cáncer". Esa palabra que no me asustaba, esa palabra que tantas veces hemos usado en mi familia. La tomé como una palabra más de nuestro día a día... Hasta hoy, hasta que la palabra se ha hecho una realidad. Hasta que he sentido miedo, como cuando escuchas unos pasos de un extraño tras de ti en un callejón en plena noche. Te late el corazón, de repente va a mil por hora y te duele el pecho porque parece que él va a ser el único que se escape de esta situación que vives.   

Tienes miedo porque sabes cómo va el tema, lo conoces de sobra y ese es un gran problema, que me encantaría vivir en la ignorancia y... que todos somos conscientes de la realidad, conocedoras de nuestra historia... y de sus finales. 

Lo que era una prueba más, rudimentaria, lo que era algo que solemos hacer y que nunca pasa nada, ha sido una bofetada sin mano. 

La relación con mi madre no es la más adecuada, no es la mejor, de ello he hablado mucho en el blog siempre sin entrar en muchos detalles. Pero no deja de ser mi madre. Sabíamos que había una pequeña posibilidad muy remota y lo dejamos a un lado, no volvimos a tocar el tema. Hasta ayer...

No sé que nos deparará el futuro, no sé en que se quedará esto. No sabemos nada hasta mayo, pero creo que todos tenemos un límite de frentes abiertos, y un límite en paciencia, en optimismo y en fuerzas. No me queda otra que dejarme llevar por el tiempo y que sea él quien decida, que sea el que tiene la fuerza de llevarnos a un lado o a otro, un final u otro.

Ahora mismo, necesito tiempo, más tiempo, no sé realidad para qué, pera la vida pasa fugaz y nos detenemos demasiadas veces a coger impulsos que no sirven de nada. Ser fuerte no sirve de nada, si la vida te quiere tocando fondo, lo hará. Ante la vida no tienes ni herramientas, ni opiniones ni nada que hacer. Ni siquiera palabras para describir lo que siento...

           


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