miércoles, 7 de marzo de 2018

PARÍS SIN TI

París no es lo mismo sin ti.
Sigue siendo la ciudad de la belleza
pero faltan tus tobillos pos sus calles.

Veo subir y bajar barcos por el Sena
del modo en que yo te recorro:
perteneciendo a este momento, permitiendo el paisaje.

Los edificios se iluminan con la luz que tú les prestas
y vuelvo hasta mi pena cuando el río no da paso a tu cintura.

Te he buscado en la mirada del turista despistado,
en los candados que cierran una historia sobre el puente,
en los hierros de la torre más hermosa.

He perdido diez calles pensándote al fondo
con un cielo de postal vibrando en la mirada
y he tachado la prisa porque lo mejor nunca es un amigo de la urgencia.

Me entras de costado cuando miro Notre Dame
y no hay foto para dos en la pantalla.
Me pregunto si se puede pertenecer a un lugar
añorando a otra persona,
si en las calles que uno observa
se percibe todo aquello que se extraña.
Porque uno es de allí donde lo quieren.

El paraíso podría suceder
si estuvieras igual que esta ciudad
está en sus habitantes:
a cada paso, en cada acera.

Se mira de otra forma cuando se mira solo.

Marwan


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