martes, 4 de septiembre de 2018

CONSIDERACIONES CON RESPECTO A LA ACEPTACIÓN


Solo hay una manera de no encontrar remedio y es pelearse con la realidad. Solo quien acepta la derrota o el tropiezo, el bloqueo o el portazo, solo aquel, puede reconquistar la belleza, viajar a otra parte, cambiar de pantalla. Quien se resiste a aceptar los sucedido, quien se pelea consigo por lo que pasó y se hunde en el reproche, propio o ajeno, no consigue salir de las praderas eternas de los lamentos. Solo aquel que da por buena la derrota o el tropiezo deja tras de sí el muro que lo encierra y es capaz de emigrar hacia otro estado del corazón.
Supongo que tú mismo has lamentado mil veces mil situaciones, mil cosas. Cosas como no encontrar el amor que esperas y por ello te has pegado contigo (o con tu pasado, con los hombres, con el mundo…). Cosas como no ser capaz de dejar atrás aquel apego estúpido a aquello que te hace daño. Seguro que has lamentado en alguna ocasión tu tendencia a maltratarte y te has identificado con ello como si fuera una hebra infinita de tu ADN. Y estoy seguro de que de ese modo no hallase solución. Estoy seguro de que en alguna vida has querido huir y has lamentado no hallar fuerza en tus piernas o no hallar una cerradura para abrir la puerta. Y te puedo decir ahora –tras caerme de boca mil veces con el mismo problema- que siempre estuviste, al igual que yo estuve, tratando de abrir la puerta con la llave equivocada. Desear no es suficiente. También hay que tener arte para olvidar y para cambiar de destino la mirada.
¿En qué piensas ahora? ¿En qué te centras? ¿En encontrar pareja o en lo mal que te sientes por no encontrarla? ¿Acaso te perdonas no ser capaz de hallar la ruta de salida a tu bloque o te das permiso para sentirte mal el tiempo que haga falta? ¿En qué piensas ahora? Dímelo. ¿Tratas de que te pidan perdón o lo das tú? Sé que es la tarea más difícil, perdonar, que ser capaz de cambiarte los ojos (o la meta) es uno de los trabajo de Hércules pero te lo debes. Porque mientras vistas las camisas del reproche, todo lo que esperes de fuera te convertirá en un hombre vacío, en una mujer en una estación. Esperar que la vida te trate mejor sin cambiar no sirve de nada. Para que pasen cosas nuevas hay que hacer cosas nuevas. Tienes que créelo. No hay un ser humano que no cambie genuinamente, profundamente, y no le pasen cosas diferentes. Ahora, la tarea es aprender a cambiar y tal vez precises ayuda. Si lo necesitas estoy aquí, entre estas hojas, preguntándome por qué coño tardas tantísimo en llamarme.

Marwan



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