Vuelven los problemas de estrés, el dolor de tripa que no cesa, el dejar de comer cuando toca, las bajadas de defensa, las inseguridades cuando me miro al espejo... Las chichas que no están en su sitio, la vigilancia extrema de la comida. El tragar como si doliera, las digestiones pesadas, los vómitos... con tan solo mirarme.
La talla 38 me vuelve a quedar holgada y aún me miro al espejo y veo que no me gusta lo que hay. Horas de machaque en el gimnasio, entrenadores que me indican, me dirigen y que cesan al verme como me voy demacrando por horas, como mi cara va tomando palidez.
- ¿Estás bien? - me pregunta el "langostino" como lo llama mi Bollo.
- Es cansancio - respondo sin ahondar en el tema y costándome subir a la bicicleta.
- Quizás deberías parar por hoy - me ayuda sujetándome los pedales.
- Aun no he echado todo lo que tenía que echar - le digo sin mirarle a la cara y recogiéndome mejor el pelo.
- ¿Qué quieres echar? - me pregunta.
- Un montón de problemas... - me río - No preguntes más, no es necesario.
- Los vacíos no se llenan subidos a una bicicleta, ni corriendo, ni escribiendo como haces tú. Se arreglan buscando el origen de ellos y tomando soluciones. Esto es simplemente la vía fácil.
- ¿Y si no tienen solución?
- Todo tiene solución salvo la muerte. Es posible que no tenga solución a corto plazo, pero se te ve una tía fuerte, de las que no se vienen abajo con nada, de las que no se asustan, de las que el propio miedo las teme... - hace una pausa y me mira - Solo hay que verte como estás a punto de entrar en colapso porque tu cuerpo no responde y tu mente aún tiene gasolina para moverte.
- Mi mente tiene energía para mucho y no porque le de azúcar, créeme - le dije riéndome.
- Y sonríes, tienes fuerzas para sonreír - se ríe él también - Miedo le tiene que dar a ese chico que te tiene, el tesoro que se ha llevado. Patri, ¿me permites darte un consejo? - asiento con la cabeza - No seas tan dura contigo misma, no te exijas tanto porque hay cosas que no están en tu mano. Lamentablemente, o quizás por suerte, no lo sé, pero no vivimos solos y aislados... Hay cosas que dependen de otros, de circunstancias ajenas a nuestras manos y tenemos que aprender a resignarnos, jugar con las cartas que nos ha tocado y no machacarnos por no tener un As en la manga... Juega, reparte, barajea e intercambia... Usa a los demás, y usar entre comillas, apóyate en los tuyos, toma decisiones y cómete el mundo... Porque sin conocerte bien del todo, creo que eres de las pocas que lo levanta cada mañana y se lo come en el desayuno. Aunque llores por la noche, aunque rabies, aunque te mates en el gimnasio... Y si me permites una cosas más antes de empezar la clase, no creo que estés buscando aquí el cuerpo perfecto, sinceramente, no lo necesitas, detrás de esa cara bonita tienes mucho que dar, estás aquí expulsando toda la mierda e intentando llenar esos vacíos, pero... sabes que matarte aquí no es la solución. Enchufar al saco siete horas no te va a dar lo que necesitas...
- Me has calado, ¿eh? - me reí.
- Llevo observándote mucho tiempo - dice apoyándose en la bici - Como tú hay pocas personas, y no me refiero a chicas, no me malinterpretes... A personas en general. Hoy en día, la gente busca el lado fácil y los placeres inmediatos. Eso saca un egoísmo que perjudica al de al lado. Y esa gente... cuanto más lejos mejor.
- Me quedo a esta clase y me voy, ¿de acuerdo? - le miro como si en el fondo le estuviera pidiendo permiso.
- No te esfuerces demasiado - se va a su puesto guiñándome un ojo.
Después me voy a los vestuarios donde los espejos me matan y siguen pensando que, aunque no quiera el cuerpo perfecto puesto que nunca lo tendré, tampoco quiero volver a ser la de antes. No por mi pareja, sino por mi. Este tiempo dedicado a mi, me ha enseñado eso: ser feliz conmigo misma. Pero es cierto que hay días en los que el mundo nos supera y que mi peor enemiga sale de lo más profundo como un titán y acaba conmigo.