miércoles, 14 de octubre de 2020

6º PARADA: "L"

 Digamos que L es "la chica de la oficina".

De L no me quería enamorar. De hecho, intentaba evitarlo. Ella era mi compañera de oficina y me daba pavor imaginar que tuviésemos algo, por si luego salía mal y acababa por hacerme sentir incómodo en el trabajo. Recuerdo que evitaba mirarla como algo más que una amiga, incluso llegué a creérmelo. 

Pasó el tiempo y, poco a poco, cada vez estábamos más unidos. Un día fue quedar para cenar, otro día fue un cine... Poco a poco, yo ya iba sintiendo necesidad de estar con ella siempre. Seguía evitando pensar en ella como en algo más que una amiga, pero al mismo tiempo no quería saber nada de ninguna otra chica. Es como si huyera de ellas para no estropear lo de L. Y era de locos, porque no había nada que estropear. Mi yo enamoradizo atacando de nuevo y yo defendiéndome como podía.

Hasta que un día, de repente, le di un beso.

Más que un beso fue un pequeño beso. Algo minúsculo: "a ver qué pasa", pensé.

Y al final pasaron muchas cosas.

Descubrí a la chica que más me ha complementado como persona, a la mano que siempre estaría ahí para levantarme, al susurro que siempre estaría ahí para animarme y a la caricia que siempre estaría ahí para cuidarme.

Con L descubrí a la chica que me ha hecho más feliz en toda mi vida. La que le ha dado sentido a todo el camino recorrido.

Por eso, a día de hoy, y ojalá que siempre, ésta es la última parada.



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