Me bajé del coche y escuché su moto. Su sonido es inconfundible. Volver a escucharla es darte cuenta que las demás no suenan ni parecido aunque cada vez que escuchara una el corazón saltara sin dejarte aire que respirar.
Entramos por la puerta del parking y le vi subiendo la rampa con otra al lado (pobrecilla, pensé), agarrados de la mano, y en su susurro dije... "Samu", no sé a quién iba a dirigido, si a Javi o simplemente era un pensamiento en alto. No le había vuelto a ver tan de cerca y mis piernas me empezaron a temblar. Según Javi, nos vio. Según yo, no lo sé, ni me importa. Agarré fuerte la mano de Javi, como si tuviera miedo de hundirme de nuevo. Volver a caer en todo lo que ya había sufrido.
Es cierto que el impacto hizo que mi cuerpo reaccionada con temblores, pero a la vez, me sorprendí al no sentir nada. Absolutamente nada. Ni rabia, ni tristeza, ni angustia... Solo sorpresa, de verle tan cerca. Ni siquiera la compañía que paseaba me provocó ningún sentimiento. "Ha cambiado a Dios por un gitano, el payaso ese", me dijo Javi. "Teniéndote a ti... Qué fea es". Mire a Javi y sonreí. Con el corazón anestesiado.
Escribí a todas las chicas, escribí a Dani y por supuesto a mi Bollo. Todas las chicas se sintieron orgullosas de mi reacción: ya estás curada, amiga. Disfruta del chico que tienes al lado. Él sí que te quiere de verdad.
Estar en el Primark los cuatro, tampoco me provocó nada. Todo lo contrario, es decir, miré a Javi. Y sí ya tenía claro que le quería en mi vida por tiempo indefinido, ahora estoy segura que quiero firmar los papeles que hagan falta para tenerle siempre cerca. Para él, no sé qué pudo sentir. Ver a la persona con quien estás, reaccionar por su pasado... No debe ser fácil. En mi caso, la falta de reacción. La paz y tranquilidad que nunca habría esperado de mí por mi forma de ser.
No solté su mano. Me agarré a él como una niña pequeña sabiendo que una bofetada sin manos así podía dolerme, pero no fue así. Javi me hace la vida soportable, llevadera, dibuja sonrisas que creí olvidadas... Eclipsa el pasado que tanto duele aunque te lo encuentres por casualidad en Primark. Javi es lo mejor que me ha pasado desde hace tanto tiempo... Que el día de ayer, sí que me provocó sentimientos, pero no hacia el motero, no. Miré a Javi y lo vi claro, con quién debía estar, con quién estaba construyendo una vida y con quiero seguir haciéndolo. Si su mano es capaz de salvarme de mi peor pesadilla, qué más cosas me quedan por descubrir junto a él.
La noche ha sido dura. Sumado a mis problemas de siempre, una madre llamando cada hora, veía las imágenes de Samu en Islazul, una y otra vez, y a la vez, a mi, impasible ante ello. No se giró a mirarme cuando, en el fondo, yo también sé que me vio y confirmó lo que todas y todos piensan, sigue siendo el mismo cobarde y miserable de hace un año.
Lo tuve tan fácil anoche para cargarme una moto... Pero ni siquiera rabia o venganza me inspira. Es la persona más mierdas que conozco. Es posiblemente la peor persona con la que me haya cruzado, y este pensamiento me devuelve a Javi. Es él. Es todo lo que creía que jamás iba a encontrar y detrás de una cara que me vuelve loca a juego con un cerebro que muchos lo quisieran y a la par que un corazón que no le entra en su pecho.
Quería escribirlo porque mi reflexión va de por qué no sentí nada. Nada. Lo vuelvo a repetir. Y si mis chicas tienen razón, y siempre la tienen. Es que estoy curada del todo, así que... Javi, agárrate a mi mano que tenemos muchos planes y una vida que compartir. Te quiero, macarra.
P.D. A todos los que me habéis preguntado... Sí, Javi sabe toda la historia. El motero ha formado parte de la etapa más oscura que he vivido, y Javi debía saber de dónde parto. Sin sorpresas, sin mentiras, entendiendo cada paso que he dado y que doy. Ambos creemos fielmente que el diálogo y la confianza es la base más sólida para cualquier relación. Así que, sí, lo sabe todo.
Patri Izquierdo Díaz
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