sábado, 10 de octubre de 2020

Llamarte

 Hoy por casualidad he visto tu número en mi teléfono y, fugazmente, me he replanteado llamarte. Pensamiento estúpido, porque, después de todo, ¿qué nos íbamos a decir? Quizá podría decirte que estoy como incompleto, roto y vacío. Que echo de menos arañar minutos de sueño por hablar contigo, sintiendo por la mañana que las ojeras nunca merecieron tanto la pena. Que no he vuelto a dormir con alguien que me sacase una sonrisa al despertar y verla enfrente. Que no me escribe nadie que me haga mirar el móvil con la misma ilusión que lo hacía cuando me escribías tú. Que no te echo de menos, pero echo de menos lo que éramos.

Sinceramente, me ha sorprendido pensar esto, porque concebir algo entre tú y yo es imposible. No quiero, ni querrás. Nuestros cinco minutos juntos ya están caducados. Tú ya te sabes todas mis bromas y yo ya te he escrito todo lo que me ofrecías como musa.

Y, aunque no lo he hecho, ni lo haré, quizá me gustaría después de todo, porque , aunque me equivoqué contigo, no me arrepiento de haberme equivocado.

Porque ni quiero ni voy a intentar el imposible, pero por un momento he pensado en llamarte y me ha seducido la idea de ser estúpido y hacerlo.



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