domingo, 26 de noviembre de 2017

La revolución comienza en casa

Despertar con resaca.
Hacer el desayuno, comerte el coño
–o comerte el coño como desayuno-,
poner un disco de Ben,
acurrucarme en tu espalda,
apagar el iPhone,
el iPad,
el Twitter,
el Facebook,
desconectarnos
de cualquier realidad virtual
por unas horas
y bailar un vals en la cama,
salsa en el salón,
leer juntos a Montero,
cantarte unos temas,
volver a la cama y tocarnos
–en ningún momento he dicho que estuviéramos con ropa-
seguir tocándonos,
ponernos muy cachondos,
y bueno, ya sabes…
Convocar una manifestación,
salir sin bragas a la calle,
darle una propina a la desilusión,
aparcar la tristeza en un desguace,
cortarle las corbatas a los ministros
y hacer con ellas una guirnalda gigante
que de la vuelta a todo Madrid,
borrar las zonas azules del barrio,
colapsar la calle Génova con una cabalgata nudistak
pintar con flores la M-30.

Y en todas estas causas, tú como capitana.

La revolución comienza en casa, cariño,
hoy te toca a ti preparar el desayuno
y luego ya veremos.

Diego Ojeda


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