martes, 26 de marzo de 2019

Desde mi ventana

No sabía si escribir esta entrada o no, pero mi blog sigue siendo la vía por donde expulso todo lo que me hace estar inquieta. Aunque sea que se me haya roto una uña. Hace días, que la cosa se puso mal. Hace días que paseo por Madrid y voy buscándote. Hace días que volvería contigo a Valencia, a conducir tus coches, a aquella vida, donde no paraba de sonreír y que no supe apreciar. 

Me elegí a mí. Y todos piensan, ¡qué valiente! Renunciar a todo, al amor de tu vida, a una vida de ensueño por ti. Sí, por mí. Y hace días que no paro de pensar en lo felices que éramos. Contigo no sobraba en ninguna foto, contigo no sobraba en la vida. Me hiciste ver qué es el amor, el de verdad, el que no he vuelto a encontrar. El que creí que sí, pero fue que no... 

Encajar mentalmente contigo fue más importante que encajar en la cama. Desde el primer día en aquella oficina, con mi novela en la mano. Aún se me ponen los pelos de punta cuando hablo de ti, o hago el esfuerzo de recordar aquellos momentos inolvidables. Hago el esfuerzo, porque volvería a ese tiempo con los ojos cerrados. Lo intentamos, cada día, cada vez. Tiraste de mí como nadie, me demostraste lo que es amor, lo que es besar como si la vida se te fuera en ello. Quiero todo eso de nuevo.

Porque las cosas cada vez que se ponen mal, tiendo a ir hacia ti. Y es que hoy te echo de menos. Pero... me prometí a mí misma, que el mayor acto de amor que puedo hacerte, es desapareciendo de tu vida. Dejando que seas feliz con tus decisiones, con mujeres que te sepan responder como yo no lo hice. Sólo quería escribirte, que te echo de menos. Que quiero aquello que tuve, y de lo que encontré copias baratas, quiero tus besos, tus mordiscos, quiero aquello que sólo era mío. 

Lo complicamos todo. Sólo tenía que sentarme a quererte, el resto ya lo hacías tú, sólo tenía que corresponderte, sólo tenía que estar a tu lado. Y no pude, no supe o me asusté. 

No quiero que confundas esto, no es amor lo que expreso, es un cariño inmenso. Es algo que no se puede explicar con palabras, es algo que se queda en el corazón para siempre, es un huequito sólo dedicado a ti. Son cinco años de mi vida. Y hoy me he puesto a escribirte porque ha salido un recuerdo nuestro en Instagram (malditas redes sociales, que te recuerdan todo). Es broma, no me hace falta una red social para acordarme de los paseos por el mar, de los museos, de las excursiones, de nuestros momentos, de mi ventana, desde la que yo escribía mirando a Gran Vía...

Patricia Izquierdo Díaz


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