miércoles, 27 de marzo de 2019

Futuros inciertos

Todos tenemos un futuro planeado a corto plazo, pero si miramos más allá, bastante más allá, tenemos un futuro incierto. 

Acaban de darme una noticia. Una amiga, acaba de perder a un amigo de 28 años por una accidente de moto. Qué cruel es la vida, ¿no? Seguramente ese chico tenía planes de corto y largo plazo. Yo suelo insistir mucho en ello: la vida es un instante, es eso que pasa durante un pestañeo. Y cada vez, la vida me lo confirma más.

Me siento a pensar en mi futuro. A corto plazo son las oposiciones, claro está. ¿Y después? Quiero pensar en ello, pero, también quiero pensar en lo que quiero hacer esta tarde, en lo que haré después de comer, en con quién quiero hablar esta noche, porque la vida... es muy corta. Tras noticias así, me dan ganas de escribir un mensaje a todas mis amigas, y a mi bollo, y decirles que les quiero con todo el corazón, aunque se lo digo bastante, pero nunca es suficiente si puede ser el último.

Si pienso en mí y en mi futuro, no sé por qué, pero me veo en el campo, respirando aire puro, viendo mis montañas, viendo Portugal de lejos, sentada en un porche, sentada al lado de una chimenea, quizás con un Cola Cao (¿qué te parece, Clara?), con un libro en la mano. Con niños correteando por todo el jardín, saltando a la piscina... Sola o acompañada, eso no me preocupa. Quiero tener la sensación al sentarme ante esa escena y decir: "Tras todas las batallas y guerras que he superado, las que he perdido y las que he ganado, lo he terminado haciendo bien". Sentir que lo has hecho bien, eso ya da vida, eso ya da felicidad. 

Pero para llegar ahí, hay que ir saltando pantallas como en un videojuego. Hay que intentar ser feliz hoy, y mañana, y pasado. Día a día, disfrutando del momento, disfrutando de los que nos rodean, haciendo lo que de verdad nos apetece (eso también se lo digo mucho a alguien), porque al final quien vive nuestra vida, somos nosotros, no los demás, no podemos atarnos a los compromisos ni a las opiniones de otros. Para llegar a ese... "Lo he hecho bien", hay que pasar también por días malos, para valorar las tardes de paseo, los días de sol, los viajes, los cines, las cenas con amigos, las charlas por la noche... 

Para llegar ahí, hay que vivir como si cada día fuera el último, y no lo hacemos, porque damos por hecho de que el viernes podemos hacerlo. O quizás la semana que viene. O lo dejamos para junio. ¿En serio? Eso es que no hemos aprendido nada.

Patricia Izquierdo Díaz


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