jueves, 30 de junio de 2022

Soy culpable de lo que escribo, no de lo que entiendes

 ¿Habéis escuchado la nueva canción de Natos y Waor? El título de este post es de esa canción, y oye, me ha gustado, aquí al final, cada uno interpreta mis letras como mejor le vienen en su beneficio. He pensado en subir algún vídeo para que escuchéis mi entonación a la hora de narrar sucesos o emociones, para que no se malinterprete nada, pero la verdad es que tengo una voz horrible. No soy de las personas que se escucha sus propios audios (hay pocas, pero las hay, mi marido es uno de ellos. Nunca entenderé eso con lo desagradable que es. También hago un inciso, lo primero que me llamó de Javi la atención fue su voz, un audio... ahí lo dejo).

Hoy vengo a hablaros de Javi. Y de mí, claro. Más de mí respecto a él. Hemos pasado por una racha mala no, lo siguiente. Principalmente porque, como he contado en varias ocasiones, yo no estoy bien, y la gente, toda, me molesta. Tiendo a la soledad siempre. Me gusta, me relaja, es mi pena y dolor unidas, y me gusta llevarlo sola. Eso no es nada nuevo, porque os lo he contado muchas veces. 

He hablado con una psicóloga que sigue mi blog. Esto es una exclusiva que nadie sabe. NADIE. Y más las conversaciones de Sonia, he seguido los consejos a pies juntillas. Sí, quiero estar sola. A ratos, cuando lo necesite. Es más, lo necesito muchas veces. Pero todos tenemos a algo, alguien al que volver que llamamos hogar, salvavidas, punto de encuentro... cómo sea. Y es Javi. Me he imaginado... En una noche que sucedió algo, que obviamente, se quedará para nosotros, mi vida sin él. ¿Me costaría estar sin él? Sí. ¿Le necesito? No. Las cosas como son. No es necesidad hacía él. Es calma. Él está y por mucho que vayan las cosas mal, incluso con él, es como mi clavo ardiendo en el infierno. Eso que te sujeta, que te mantiene viva, que te ayuda a seguir. Que incluso, inconscientemente, te empuja a construir el futuro planeado. Sientes el vacío bajo tus pies, y la frialdad en todo tu ser. Pero sabes que tienes a alguien. No sé cómo explicarlo. Por mucho que nos guste la soledad... Tendemos a querer estar con alguien. Eso me recuerda a mi amigo Dani cuando decía que era un lobo solitario y ha acabado cazado por una Caperucita. 

Sonia y la psicóloga de Instagram, me dieron el mismo consejo. Siete días, desde esa noche... Siendo espectadora de tu vida. Como si vieras Gran Hermano. Calla y observa, no dirijas a nadie, no pidas nada a nadie. Lo que sale, sale y lo que no, también es una respuesta a tus preguntas. He esperado... Siete días, en silencio. Las cosas han mejorado pero no sé si por mi silencio y mi actitud de echar un paso atrás convirtiéndome en una especie de sumisa. Lo que sí he comprobado es que la mejor elección que he hecho en la vida es Javi. Es dejado, mucho. Está cansado siempre, sí. Dedica más tiempo del necesario a su móvil, también. Sé los defectos de mi marido, es más, se los digo (hay cosas, que lo siento mucho, no puedo callarme. Una cosa es bajar el ritmo y otra, cambiar como soy). Pero siempre acabaría eligiéndole. Mi perra y él son mi vida. Mi bebé también, pero es que ese bebé no estaría en camino si no hubiese sido Javi el padre. Javi es el origen de todas mis decisiones. Es el origen de lo que soy, de lo que me he convertido. No es que haya cambiado, es que ahora, antes de saltar al vacío, le miro de reojo. 

Él también sabe cómo soy, y realmente no sé su opinión, porque ni lo hemos hablado, ni le he preguntado, y él tampoco es que sea abierto en cuestión de sentimientos. No sé qué piensa. Y, a veces, hablar demasiado, también cansa. Me baso en hechos, porque las palabras se las lleva el viento. Luego, depende del día, Javi te puede responder una cosa u otra... Si no le apetece hablar o discutir, te va a decir lo que quieres escuchar o va a ser super escueto en sus respuestas. Y esas respuestas para mí, no son válidas.

Sigo pensando en todo lo que me ha explicado la psicóloga, enfocando mi situación actual a la relación con mi marido. Es duro lo que llevo encima. Es duro ir a la matrona y acabar en urgencias, de nuevo. Urgencias del dentista, ¡es lo último! Por infecciones que voy cogiendo derivadas de la neumonía. Es difícil estar siempre mal, encontrarte decaída, sin fuerzas, con dolores en todo el cuerpo, ahogándome en cada paso que doy. Es duro estar mal y tener que estar bien para los demás. "Sé egoísta". Es la respuesta a todo. A veces me sale, otras no. Porque yo soy de salir, de entrar, de vivir, de comerme el mundo, de viajar, de solucionar veinte problemas a la vez. Es lo que llevo haciendo toda mi vida. Y ahora me han puesto un freno. Es duro. Hay que vivirlo para entenderme al cien por cien. Y sé que eso pasa factura con los que te rodean. Soy consciente de ello. 

Pero también pido empatía por todas las partes, incluso mimos. Sentirme querida cuando me vea en la versión ballena en la que me estoy convirtiendo. Cuando no me guste lo que vea, o lo que sienta. Y esa empatía se traduce en detalles, pero no económicos. Se traduce, en que mi madre me hace la compra y me trae el pan, que mi padre me ayude a hacer la casa, que mi abuela me dé de todo para que no tenga que hacer nada... Se traduce en amor, y descanso. Eso no tiene precio. Al igual que el amor y el cariño, totalmente sano que siento por mi marido.

También me lleva por el camino de la amargura todas las pesadillas que estoy teniendo, de las cuáles, recuerdo todas con claridad. Es el mismo tema siempre, mis allegados, mis personas de alrededor, me dejan... mueren, se van, se despiden... Se van. Supongo que es un trauma que me dejó cierta persona y que en épocas bajas, vuelve a salir. Como las calenturas, herpes y demás... 

Bueno, os dejo que voy a ir a por Javi. Así salgo, me aireo y cojo aire.



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