miércoles, 12 de octubre de 2022

I love you to the moon and back

 Este es el post del que hablaba que quiero dedicar a mi marido.

Durante este embarazo, en el que una solo atiende médicos y no sale de la cama, a la otra persona le pasa factura. He leído mucho sobre ello, he leído las brechas que se crean en las parejas durante y después del embarazo. Eso es algo que siempre me ha tenido preocupada y que siempre, por mi forma de ser, he verbalizado. Como dice Javi, en eso no tengo ningún problema, en soltar aquello que me ronda la cabeza y más con la persona con la que más confianza tengo. 

Es verdad que ambos, estamos en unos caminos que tenemos que vivir solos. Llenos de tensión, de estrés y que eso crea choques o... distanciamiento. Estos días de libranza de Javi en los que hemos estado solos, me han servido para hablar mucho con él, logrando que dejara el móvil de lado. Ese móvil que tanto problema supone para mí, puesto que para mí (y remarco el "mí") el móvil es una carga, no lo soporto y siempre, siempre estará en silencio perdido bajo algún cojín. No necesito excusas para no coger el móvil, simplemente, no está nunca a la vista. Total, de las noticias tanto buenas como malas te acabas enterando.

Ahora quiero dirigirme solo a ti. Me gusta hablar contigo, no tanto tenerte que sacar las cosas como si de un interrogatorio se tratara. Me gusta no quedarme con dudas, me gusta apoyarte en lo que creas aunque no esté de acuerdo muchas veces. Creo en ti, y me da que más de lo que tú crees en ti mismo. Las personas cometen errores. Todos. Y está bien porque de ello se aprende, porque las decisiones no son siempre acertadas. Es más, si las tomas con la mejor intención casi nunca lo son. No todas las personas en la vida son buenas, algunas están esperándote para aprovecharse de tu bondad, de tu buen hacer. Y eso, es algo que no tolero, y precisamente como te quiero es algo por lo que siempre saltaré, y no porque crea que eres tonto o bobo o crea que necesitas una niñera, te quiero cuidar. Los que te conocemos, sabemos por dónde has pasado, qué has pasado y qué deberías haber aprendido. Aunque de nuevo, el rencor se borre y vuelva a salir lo mejor de ti. A veces, es bueno tener un Pepito Grillo tras la oreja que te diga: "¡cuidado!".

Quiero agradecerte que a pesar de todo lo que tenemos, de todas las guerras que seguimos librando día a día, económicas, de salud, laborales, de educación y crianza, perrunas... sigamos riéndonos y sigamos queriendo escribir esta historia. Creo que a veces, te gana las ganas de querer estar solo, por eso elijes el baloncesto o tus documentales a tener una charla conmigo con la televisión apagada. Insistes en que son etapas, pero las etapas, Javi, a veces se convierten en temporadas muy largas de las que ya no te recuperas, de las que ya no hay marcha atrás. En cambio yo, te elijo a ti. Elijo ver una peli que nos guste a los dos, a cenar juntos. No voy a nombrar el móvil puesto que nunca está presente, pero cada rato que estoy contigo, tú eres lo principal. Porque todos los días hay que cuidarse, hay trabajarse, hay que intercambiar opiniones, preocupaciones, eso que nos asalta y no nos deja descansar por la noche, en la persona que tienes al lado. Esos son los detalles de los que te hablo siempre. Creo... que soy la persona menos materialista que existe. La que te para los pies antes de comprar algo. La que prefiere un mensaje (que no una llamada), a un regalo. Mi regalo eres tú. Tus conversaciones, nuestros momentos a solas, nuestras peleas (claro que sí), nuestros paseos con Maya. Mi regalo somos nosotros desde el momento que te conocí. No necesito más. No necesito un chándal, ni ropa, ni nada de eso... Solo a ti, y es algo que tengo miedo a que olvides. 

Creo que es la carta más sincera que te he escrito, pero todo te sonará porque ya lo hemos hablado. Hay un tema que te incomoda, no voy a decir cuál porque no te gusta. Sólo te pido una cosa, que pares, que pienses, que si alguien te busca, lucha por ti y está ahí, lo valores, y te des cuenta. Que mandes los audios del trabajo a la papelera. No son importantes. Que nos queda muy poco tiempo de ser dos. Que luego todo cambiará y si no trabajas desde unos cimientos sólidos, todo acabará por derrumbarse. ¡Y qué pena! Cuando lo tenemos en nuestras manos. Apaga lo que hace ruido y escúchate a ti mismo. ¿Qué quieres? ¿Qué quieres cambiar? ¿Qué quieres mantener? Y escoge los caminos correctos para conseguirlo. 

¿Sabes? Y esto también te lo he contado. Estar detrás de ti, intentando abrirte, intentando que estés bien, haciendo planes aún no pudiendo, buscando momentos que pasar contigo como el de mañana para celebrar nuestro aniversario... no es que canse, pero te hacen saltar alarmas de si lo estaré haciendo bien o no, o algún día te hace sentirte más sola de lo que te sientes, o te da por pensar y acabas en los peores presagios. Mi mente siempre tira por lo físico, cada uno tiene su talón de Aquiles. Pero podrían ser mil cosas las que hayan cambiado, y yo como ser humana, no me haya percatado. Únicamente te pido, que igual que yo te hago llegar todas mis dudas, tú me las hagas llegar a mí. La conversación es la base de todas las relaciones y es la base de mi personalidad. Solo callo cuando creo que la otra persona no merece la pena y sigo manteniendo mi idea ante todo. Mi silencio es una mezcla de egocentrismo (puesto que pienso que el otro es idiota por pensar u opinar así) y de pereza (porque esa persona, como digo, me da igual).

Querías una carta, querías una entrada porque hace mucho que no te decía nada bonito. En alguna ocasión me has dicho que te has sentido inferior por, quizás, resaltar más a mis amigos. Los amigos son la familia que se elije y en mi caso, ¡qué te voy a contar que no sepas! Mi marido es parte de mi. Es una extensión de mi personalidad, de mi cuerpo, un complemento que te hace sentir completa, no un familiar. Es algo mucho más íntimo y personal, más bonito, más cuidado. También te voy a dar la vuelta a tu comentario: ¿cuántas cartas me has escrito a mí? Yo solo utilizo las letras para tomarme el tiempo suficiente de pensar y planear todo lo que te querría decir verbalmente, aunque insisto que todo esto ya lo sabes. Javi, te quiero como no he querido a nadie. Nos casamos cuando ninguno se lo había planteado, vamos a tener una niña. ¿Qué mayor prueba de amor quieres más? Aparte de mi lucha diaria para demostrarte con hechos porque las palabras, se las lleva el viento, lo que te quiero. Y sigo trabajando en nosotros cada día, y creo que es el mejor regalo que alguien te puede hacer, a pesar de todo, estar ahí. 

El amor no es como la amistad. El amor no se agradece porque te sale solo, es algo que nace. Porque sino lo hace... Las relaciones de amor y amistad son parecidas pero no tan comprometidas. El amor es una declaración de intenciones, unas obligaciones que optaste por tener con unos derechos, es estar ahí siempre porque amas a esa persona, porque la cuidas, porque la vida seguiría sin ella pero perdiendo todo su color. Los amigos vienen y van, viven cada uno su vida, y que alguno de ellos mire por ti, siempre es de agradecer, siempre. En el mundo que vivimos, en el mundo más egoísta, que alguien se pare a pensar en ti, alguien que no te ha prometido un amor eterno, es casi un milagro, y sin ser de tu sangre. Pero tú, eres distinto, elegí quedarme contigo, te pedí matrimonio yo, decido cada día quedarme a tu lado. Me enamoro de ti cada día de la semana a pesar, como te he dicho, de semanas intensas, duras, que sé que no te gusta que lo diga pero yo lo siento así, y sé que más lo serán cuando llegue la enana. Pero querría seguir escribiéndote que volvería a elegirte una y mil veces más, y eso... lo haré si trabajamos los dos, si los dos nos dedicamos a cimentar esto, a hacer nuestra casita de ladrillo en vez de una de paja, aunque cueste más. Pero ese esfuerzo es del que te hablo, es un esfuerzo que sale solo porque tu pareja mejora tu vida, tus días, te mejora a ti personalmente, te deja crecer en libertad y deja que te caigas porque siempre va a estar ahí.

Espero que te gusten este montón de letras, aunque luego siempre me pones pegas a todo. El amor es difícil, pero es lo que tiene de encantador. Es lo que te engancha, es ese puzzle o rompecabezas que te vuelve loco, que te encierra en una dulce locura adictiva. Si de algo puedo presumir, es de tener una relación y un amor real. Con su montaña rusa de emociones, con sus días, con sus juegos, con sus experiencias, capítulos e historias. Un amor que hace que crezcas y que no te estanques. Que la rutina no te encierre y aísle. Creo que tenemos un amor del que bien podemos presumir y gritar a los cuatro vientos que nos queremos hasta la luna y de vuelta. 

Y así es, Javi: "I love you to the moon and back".



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