domingo, 27 de octubre de 2013

La realidad supera la ficción

Os voy a relatar una historia de esas que superan a la ficción, totalmente verdadera, y es hora de contarla... ya que nos encontramos ante los escritos de una soñadora.
Nos remontamos al pasado mes de Septiembre, Ciudad Universitaria, Madrid, selectividad, apuntes, y muchos adolescentes que se tocaban el pelo, comían y bebían, se mordían las uñas, se abanicaban con sus apuntes de todas las asignaturas de las que en cuestión de minutos se iban a examinar. Todos en fila, esperando que aquella puerta se abriera, te nombraran y entraras a construir tu futuro con más o menos suerte... como decíamos "depende del profesor que te corrigiera tu examen".
Yo era una de esas chicas nerviosa entre tanto desconocido y entre tantos apuntes. Me nombraron en seguida y pasé a sentarme con el mismo miedo que un animal pasa al matadero. Pero ahí estaba yo, sentada, esperando que todos entraran, fijándome en cada uno de esos chicos y chicas.
Miré hacia los lados, a mi derecha un chico latino que no paraba de reírse, y a mi izquierda una chica rubia que no paraba de mirarme con mirada de compasión... Me saludó tímidamente y me deseó suerte.
Fue raro, pero en ese momento ya no me sentí sola, me sentí acompañada en ese horrible trago. El examen se repartió e intenté hacerlo lo mejor posible.
A la salida, me encontré con la misma chica que se sentó a mi lado. Se acercó a mi y me preguntó cómo había ido la cosa. El caso es que conectamos.
Así los siguientes dos días.
Tuvimos algo también que nos interesó a las dos, nuestros respectivos compañeros llamaron nuestra atención como chicas que somos. En ese momento prometí no perdérlos de vista en ninguno momento. 
Al finalizar la selectividad, se aproximaba el gran botellón, donde todos estábamos invitados, tonta de mi, que dije yo no voy, y así fue... No fui.
Pero algo en mi interior esa misma tarde gritaba que cometiera una aventura, una idea descabellada, una tontería... ¡Que fuera a buscarlos! Entre miles de chicos...
Ese grito sonó demasiado fuerte en mi, y allí fui, arrastrando a mi mejor amiga a cometer esa locura...
- ¡Nare! ¿Metro o coche?
- Uff... Metro, que allí seguro que no aparcas.
Cogimos el metro dirección ciudad universitaria, aún con tiempo... poco, pero llegaríamos, solo nos hacía falta un poco de suerte para encontrarlos. 
Llegamos a la parada, no soy creyente, pero desde luego ese día se me pasaron por la cabeza todas las oraciones que me sabía. Entramos en la parada que bajábamos, agarré a Nare... y allí estaban... o dos de ellos. Justo delante de nuestra puerta. No podía creérmelo, allí estaban, los encontré sin bajar del metro, sin ningún tipo de número de móvil. Justo delante de nosotras. ¡Increíble!
A continuación, dejamos pasar dos metros, y por primera vez en mi vida, tome la iniciativa de la situación, me negaba a perdérlos otra vez. Así que se me ocurrió pasear por el Retiro. Y allí fuimos.
Una tarde de ensueño, una tarde inimaginable, inesperada, totalmente improvisada, y dejada al azar...
Hoy, oficialmente, Clara, es una de mis mejores amigas, y una persona extraordinaria, que aún viviendo lejos, y sin vernos tanto como nos gustaría. Fue asombrosa la química que tuvimos desde el minuto uno de vernos.
Ella, en la lejanía, siempre está ahí, aunque no hablemos todos los días, siempre está disponible, y sólo espero que ahora, que el destino y la situación nos lo complica un poco más, que esté segura que en Madrid siempre tendrá un apoyo, siempre estaré para lo que necesites, y que estaré constantemente ahorrando para ir a donde tú estés, porque si queremos la distancia sólo es un calculo matemático entre dos puntos, para la amistad no es barrera, es superación.
Te me vas con los gallegos, "sólo es un tiempo" me dijiste, y eso espero... 
Te deseo lo mejor del mundo de corazón, te deseo que seas feliz, y que por fin cumplas tus sueños, esos a los que te has dado por completo desde hace mucho tiempo y a los que tanto esfuerzo has puesto. 
Manténme informada de todo, porque si me necesitas, estaré allí contigo, y si no hay recursos económicos, volveré a hacerme el Camino de Santiago a pie. No importa. Pero vuelve, tenemos millones de planes que siempre dejamos para mañana, y es en estas situaciones cuando te das cuenta que no hay que dejar nada para mañana, porque el mañana te puede traer situaciones como estas...
Nos queda poco, mi cumple y poquito más. Pero ese día... 6 de septiembre, a parte de tu cumple... siempre será una fecha muy importante para mi. Quizás no conseguimos a los chicos, pero yo conseguí a una inmejorable amiga, y con eso, el día 6, es un día que celebrar... estemos donde estemos. Te quiero, y no un te quiero más, sino de verdad. Estés donde estés, acuérdate de que no estarás sola.

Patricia Izquierdo Díaz


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