Gracias por un fin de semana especial, imprevisible, romántico, sincero. Lo preparaste con tantas ganas que no supe responder ante ello. La frase no es por ti, es por mi, suena a drama ya visto, pero es así. No sé quererte como te mereces. Tras un largo día pensando, no sé que contestarte. Te quiero, eso es innegable, pero no como te mereces, no puedo seguir tu ritmo. Ni siquiera sé aceptar tus regalos y tus cumplidos. No sé que responder a uno de tus "te quiero". No sé como atender a tus abrazos, tampoco sé cumplir tus sueños.
Quizás no estemos hechos el uno para el otro. Quizás haya algo que falla, y estoy segura de que esta vez soy yo. Eres aquel príncipe azul que un día pedí de niña en mi carta de reyes magos. Y ya te tengo. Eres un regalo que ha venido sin instrucciones y no sé manejárlo. A lo mejor eres para gente más espabilada que yo, o para personas de otro nivel.
Según nuestro contrato, no quiero regalos ostentosos ni cenas caras. No quiero nada de lo que yo no pueda darte o devolverte. Pero ni siquiera soy capaz de darte amor.
Un fracaso en el amor, no es una ruptura, no es un amor imposible, no es un amor no correspondido... Es tenerlo todo y no saber que hacer con ello, no saber querer, y no saber dejarte querer. Y de ello, solo yo soy la culpable.
Aprendamos a vivir con ello, luchemos contra esta frialdad, rompe el hielo de mi corazón, enséñame a querer, a querer darlo todo por ti, porque si te pierdo... serás el mayor tesoro que habré dejado ir, y de nuevo la culpa será mía.
Lo siento, siento ser así, siento no responderte, siento no saber renunciar a mis prioridades o no saberte incluirte en ellas. Eres perfecto para luchar por ti, para darlo todo, para apostar por un futuro junto a ti, pero no puedo apostar a un juego que no sé jugar.
Tengo muchas cosas en la cabeza, como explico en mi anterior entrada, sigo con muchas preguntas en mi interior, al menos hoy he llegado a la conclusión que es un tema solo mío, y el que yo debo aclarar. Sigo esperando de nuevo, una noche contigo, un viaje a tu lado, una nueva tormenta de la que refugiarnos. No tengo derecho a pedirte esto, pero si me quieres como dices, te pido paciencia, apuesta por esto, aunque no te garantizo que ganes, no te engaño, puede que pierdas, puede incluso que salgas herido de esto. Dime que hacemos, si luchamos o abandonamos.
Patricia Izquierdo Díaz
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