domingo, 2 de enero de 2022

Mi mejor decisión errónea

 Él decía que al besarme traía el olor del verde de la infancia. Y yo que solo me veía como una flor deshojada -y que siempre terminaba en no- me dejaba llevar.

Quererle entre versos fue la mejor decisión errónea que tomé en mi vida, y en mi sofá.

Cerrábamos la puerta, y caía la ropa al ritmo en que crecían mis miedos después de cada orgasmo, cuando sus brazos me abarcaban, y sus dedos dibujaban un futuro imperfecto sobre mi espalda. 

Follábamos, y mientras, con su ritmo acelerado, exprimía el presente más efímero y carnal; yo le hacía el amor al futuro que nunca llegó.

Ese fue el error, mi error, querer curar las cicatrices de su espalda, con el sudor de la mía, cuando mi única misión, era paliar el dolor, de lo irremediable.



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