domingo, 16 de junio de 2013

Renunciar a todo

Después de mi bienvenida, no puedo deciros que el día esté mejorando. ¡Estoy harta! ¡Hasta las narices! De tener que renunciar a los pequeños placeres que nos da la vida, aquellas cosas por las que día a día luchamos.
Veréis, en agosto hará un año que escribí mi primer libro. Una novela que ahora sigue estando donde la dejé por última vez, en el ordenador. Ofertas y más ofertas llegan a mi correo interesándose por ella. Con un pellizquito de dinero, podría estar disfrutando de un sueño que siempre ha permanecido oculto y en silencio dentro de mi.
Entiendo que es un época de crisis, donde el dinero no nos sobra, pero, ¿a cuántas cosas es necesario seguir renunciando? ¿Cuánto me queda de seguir con esta situación en casa, en mi vida, en mi país? ¿Qué puedo hacer si ya me obligan a renunciar a aquellas cosas que no tienen valor monetario? ¿Esto es vida? ¿Se puede vivir sin sueños, sin felicidad, sin nada a lo que agarrarse para seguir luchando?
No sé que pensareis... Pero son demasiadas preguntas sin respuestas.

Patricia Izquierdo Díaz


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