Hacía años que no le veía, hacía tiempo que no sabía absolutamente nada de él... y ayer, sin previo aviso apareció delante de mi.
Sus ojos comenzaron a mirarme tanto como los míos a él. "Hemos cambiado" decía una voz en mi interior, y es la verdad. Pero sigue siendo él, apenas recordaba su risa, su sonrisa, su voz, su mirada. Se convirtió con el paso del tiempo en un recuerdo idealizado, pero allí estaba... y yo también.
De nuevo temblores en las piernas cada vez que se acercaba, de nuevo mi corazón saltaba eufórico cuando le vio aparecer, de nuevo perdida en esos ojos que no había olvidado y que siempre me acompañaran, tan azules como siempre, tan alegres, tan vivos, tan él... De nuevo, volviendo a contar cada peca de su cara, recordando recuerdos, momentos, imágenes, amigos, cumpleaños, trabajos, exámenes...
Una niñez y una adolescencia ya pasada, ayer volvió, y volvió como un huracán, fuerte e incontrolable. Volví a tener 15 años. Y es que, hay amores que en la vida no se olvidan, y más cuando han estado dentro de una misma diez años.
Comencé a quererle con algo menos de ocho años, ¿qué era el amor con esa edad? Aún lo estoy investigando, pero así empezó... Hasta prácticamente ayer por lo que veo, por lo que siento.
Por mi vida pasan chicos importantes, pero de momento no ha pasado uno que le haya superado... y es que pase el tiempo que pase... siempre será él.
Y hoy, volviendo a mi presente, de nuevo a mi vida, no sé que pensar... Quizás nuestro primer amor es así, inolvidable, fuerte y pasional, tanto... que siempre estará ahí.
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