Sólo vivir de esperanzas y de sueños,
habitando una parcela alquilada en el olvido,
sentarse a esperar que lleguen las lágrimas,
que quemen nuestra cara y las ganas
de buscar una tabla de salvación
en medio de una noche que no acaba.
No,
yo no quiero eso,
busco vida en cada amanecer,
con el calor del alba mis sueños renacen de la nada,
silbo, canto, como, corro,
soy feliz cada mañana, soy feliz cada tarde,
me duermo en una cama donde nada acaba,
todo continua con cada madrugada.
Patricia Izquierdo Díaz
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