Tenía miedo de que para él se perdiera el encanto, de que pronto se hartara de verla, de ver sus giros y las expresiones de su cara, tenía miedo de que él ya no suspiraba qué flores regalarle, qué mensajes enviarle en forma de misivas o correos electrónicos, qué piropos decirle y con qué palabras desearle "buenos días" o "buenas noches" por SMS.
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