Echando gasolina, un gran coche quedó al lado de mi surtidor. Sé que las comparaciones son odiosas, pero mi pequeño "tamagochi" nada tendría que hacer con aquel coche. Un coche sereno, seguro de sí mismo, aventurero, cumplidor de sueños, navegante, cómodo...
Eso es lo que pensé de tu coche antes de verte bajar, porque en cuando te vi, sabía que el viaje tan solo acababa de empezar.
Patricia Izquierdo Díaz
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