A las 9 de la mañana la gente empezó a salir del local. Y me quedé sentada en un taburete mientras el Bollo poco a poco iba recogiendo. Vi que el empotrador roncaba encima de una mesa. Y Bruno Mars sonaba de fondo.
- ¿No crees que es hora de que me invites a desayunar churros con chocolate? - le pregunté al Bollo.
- ¿No estás cansada? - negué con la cabeza - Eres insaciable. No te cansas. Deberías mirar si eres hiperactiva o algo de eso.
Le ayudé a recoger el bar mientras el empotrador fue en busca de provisiones. Sonó la canción de Aitana, la de "Vas a qudarte", y empecé a bailar, cuando el Bollo se acercó y me cogió para seguirme.
- Aún tienes ganas de bailar... eres una cierra bares.
- Y tú un maravilloso compañero de baile.
- Son muchos años bailando a tu lado.
- Son muchos años... - dije, sin terminar la frase. ¡Stop! Gritó mi mente justo cuando los churros y el chocolate entraron por la puerta.
- Dios quita la música que esta chica no se cansa y al final ninguno nos vamos a casa... - se quejó el empotrador con cara de sueño.
Me reí. Me lo había pasado como nunca. Había bailado todo y más. Había apuntado doce móviles de no sabía quién, ya ni me acodaba, había conocido a gente maravillosa. Pero yo miraba al Bollo... y recordaba mientras desayunábamos ese... "No podemos".
A las doce cerramos el chuiringuito y volví a mi casa. Volvería a repetir esa noche, las siguientes 365 de este 2020.
Ahora sí, ¡feliz año y feliz 2020!
P.D. A ti, te quiero en mi vida otros 2020 años más.
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