jueves, 23 de enero de 2020

La culpa fue mía

Todavía no entiendo cómo pude ser tan tonto de aferrarme a ti, que sólo sabías hacerme sentir mal. Y todo por cuatro ratos buenos que tuvimos juntos.

Me pillaste en una época en la que todavía creía que la gente podía cambiar. De hecho, tú fuiste el hecho que desencadenó que por fin dejara de creerlo.

La gente no cambia. Es como es. Y tú eras como eras. Para un rato. Para no esperar más de lo que ya se veía que dabas.

Pero oye, no pasa nada. La culpa fue mía, por crees que quizás algún día cambiabas.


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